Redacción Cultura
La presentación del libro ‘60 anécdotas quiteñas’, del periodista Jorge Ribadeneira, se convirtió en un espacio para contar varias anécdotas que constan en el texto de 264 páginas.
También fue un encuentro para desempolvar, como dice el autor, las historias de tiempos idos.
El acto se desarrolló la noche del lunes, en el Club de Ejecutivos. Allí también se celebraron los 53 años de Ribadeneira como periodista profesional -50 de ellos en EL COMERCIO y Últimas Noticias-, además de compartir un momento ameno con los articulistas de este Diario.
Enrique Echeverría, jurista y articulista, fue el primero en tomar el micrófono para contar algunas de las anécdotas que, según él, le faltaron a la octava publicación de Ribadeneira Araujo.
“Trabajé junto a él durante varios años en la Redacción de EL COMERCIO, por eso puedo dar razón directa de numerosos hechos que protagonizó”. Así relató las bromas que Ribadeneira hacía a sus compañeros de aquella época.
Sustos por avisos clasificados ficticios, falsas llamadas de reclamo por notas publicadas, versos e historias que le fluían como ‘cuando se abre una llave’…
Para Ribadeneira, la noche del lunes último no fue la excepción. Apenas ‘Jorgito’, como todos lo conocen, estuvo ante el micrófono, las vivencias de sus jornadas en EL COMERCIO, hace 50 años, afloraron sin pausa.
Los relatos arrancaron risas y sonrisas a los más de 100 asistentes. Ribadeneira recordó el trabajo noctámbulo de los periodistas. Para aquella época, hace medio siglo, la jornada se iniciaba pasadas las 18:00 y se extendía hasta la madrugada del día siguiente.
Recordó sus inicios en el Diario El Sol y su cambio al diario capitalino. También trajo a su memoria sus amigos y ex compañeros, como a Byron Maldonado, en su intento por ‘dañarlo’ o ‘mejorarlo’, pues Maldonado era muy serio.
Las sonrisas aparecieron cuando reveló sus travesuras, que le llevaron a publicar avisos falsos. Y que astas volvieron a él, como un bumerán, con otros anuncios en el periódico sobre la venta ficticia de la casa de sus suegros, al igual que la de su carro. Incluso, la broma que le hizo su amigo Asdrúbal de la Torre al venderle un abrigo traído de Miami por dos mil sucres, que resultó ser de mujer… Cerca de una hora, el autor de ‘60 anécdotas quiteñas’ mantuvo a todos sonrientes.
Doña Guadalupe Mantilla de Acquaviva, directora de EL COMERCIO, también le hizo acuerdo de un par de anécdotas, como la vivida en la caída de Mahuad.
“He seguido parte de la historia de lo que ha contado; le he dicho que no puede irse porque necesito alguien que me recuerde el pasado”. “En EL COMERCIO hay una filosofía, que es servir al país, ser absolutamente sinceros con nosotros mismos y de ser buenos ecuatorianos, creo que lo hemos cumplidos”, dijo la Directora, al finalizar la velada. Todos felicitaron al autor del libro.