La vuelta al cole implica un cambio en toda las familias españolas. Sin embargo, para los padres que acaban de reagrupar a sus hijos supone dar un paso importante en la integración social de los niños.
En detalle
Entre 2005 y 2008 llegaron a España 322 867 personas reagrupadas.
Hasta el 31 de marzo de 2009 residían en la Península 196 181 extranjeros con autorización inicial de residencia por reagrupación familiar. De ellos 87 541 son latinoamericanos, 87 431 africanos, 26 981 asiáticos y 14 567 han nacido en Europa del Este.
En el sitio: www.informapadres.com puede conseguir toda la información sobre las escuela para padres que hay en Madrid.
La experiencia de Dora Ramírez, una compatriota que vive en España casi 8 años, es el reflejo de este proceso de integración que muchas veces puede ser doloroso o traumático para los hijos.
Dora cuenta que cuando obtuvo la renovación de su segunda tarjeta de residencia decidió reagrupar a sus dos hijas, hace tres años.
Uno de los pasos más difíciles fue inscribirles en el colegio, porque era un cambio total de sistema escolar. El cupo lo consiguió fácil: se personó en el centro educativo y poco después ya lo tenía. Sus hijas tenían 10 y 14 años.
“Para mí fue como un shock, algo emocionante, no sé cómo describirlo. Ellas se sintieron bastante extrañas. Era algo que no les era familiar. Todo lo veían muy grande y no entendían las cosas. No se sentían en su sitio”, relata Dora sobre el primer día de sus niñas en un colegio de España.
Empezar de cero
La adaptación de las niñas fue difícil. Dora debió empezar desde el principio.
Había perdido el contacto directo con ellas cuando eran muy pequeñas, así que “quería que me conocieran primeramente, por eso les contaba mi experiencia aquí y cómo había sido al principio”, agrega la compatriota.
Otra forma de acercarse más a sus niñas era pasar el mayor tiempo posible con ellas. “Leíamos, paseábamos. Todo mi tiempo libre se los dedicaba a ellas para que se sintieran apoyadas”
Con respecto al rendimiento, al inicio la madre no fue exigente. Las niñas no tenían el ritmo y les faltaba formación en muchas áreas. Sin embargo, Andrea, la menor, ya está en primero de la ESO.
La hija mayor prefirió regresar a Ecuador poco tiempo después de ser reagrupada, porque no se adaptó.
Escuela para padres
Una de las recomendaciones que los expertos hacen a los padres es que asistan a una escuela de padres. El Ayuntamiento de Madrid tiene una institución de este tipo en cada uno de sus 21 distritos. Ahí pueden compartir su experiencia con otros padres.
También ayuda, el que los chicos sean ubicados en cursos de acuerdo con sus conocimientos y capacidades.
Muchas veces es mejor que el niño retroceda un año y obtenga una mejor base, para evitar problemas aprendizaje en las materias. Ello le hará sentir frustración por su rendimiento. Ese puede ser la clave de una buena inserción académica y social.
Punto de vista
‘El niño aprende a ser tolerante’
Luis Muiño / Psicoterapeuta infantil
“Es un cambio en los patrones de educación. No es lo mismo aquí, en Francia o en Ecuador. El cambio de sistema cultural y educativo genera problemas. Un niño ecuatoriano seguro que va muy adelantado en algunas áreas y muy atrasado en otras. Lo primero es hablar con la tutora o el jefe de estudios y buscar una manera para darle solución al tema, desde el área académica. Y los padres deben tratar de acolchar emocionalmente el fracaso y la sensación de frustración que puede sentir el niño. A mí me parece una oportunidad buena para que el niño aprenda tolerancia a la frustración, mejore su capacidad de superar los pequeños fracasos cotidianos. Eso ayuda al niño a entender que las cosas más difíciles son las que más te gustan y regularmente no te salen bien desde el principio. Si tiene problemas en el rendimiento, es necesario hacer entender la situación al chico, que es un error académico y nada más”.