¡Por eso no me hago periodista!

Yo, por suerte, soy una pobre cobra del desierto y ni loco se me ocurriría hacerme periodista. Con tantos millones de dólares que me tocaría pagar por hacer daño moral a Su Majestad, yo prefiero ser Su Majestad y no periodista.

¿Se imaginan qué chévere sería recibir millones de millones cada vez que se gane un juicio al periodista que se atreva a ofenderme a mí, como máxima autoridad superior del reino?

Pero son sueños de perro, digo, sueños de serpiente. Por eso me doy cuenta de que como cobra del desierto paso mejor que como periodista.

Por ejemplo, cuando me aburro de tanto sol simplemente me deslizo por entre los cactus y la arena y me quedo ahí, sin hacer nada. O cuando me aburro de quedarme ahí, sin hacer nada, me deslizo entre los cactus y la arena y vuelvo a quedarme sin no hacer nada.

En cambio a los periodistas les toca ir todos los días al trabajo para escribir noticias revolucionarias, porque esta revolución está revolucionando hasta los juicios contra los periodistas.

Con tantos dólares que recibiría yo ganando los juicios a los periodistas, ¿saben qué haría? Ordenaría que ya no se cante “Patria, tierra sagrada” y que se vuelva a cantar el tradicional himno escrito por Juan León Mera, en especial en la parte que dice: “a millares surgir”, por tantos dólares y juicios.

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