A menudo, las personas tienen ciertas creencias que se encuentran solo en su mente, pero que dificultan su diario vivir y que las paralizan, o imposibilitan llevar una vida común y corriente. Siete consejos básicos le pudieran ayudar a dejar de lado estos problemas. En el libro ‘Los 100 secretos de la gente saludable’, editado por Norma, le dan algunas pistas.
Tenga en cuenta
La plegaria no solo da a los pacientes algo que hacer para que no se sientan desvalidos, también puede fomentar la relajación que ayuda al cuerpo a funcionar bien.
Cargar con el peso de la desilusión ya sea de sí mismo o de los demás, es algo que escogemos hacer y que no haríamos si tuviéramos presente nuestra salud.
Recuerde que la ira solo lo afecta a usted. La persona por la que usted siente ese sentimiento ni siquiera se molesta.
La risa ayuda a las personas a resolver conflictos y a sentirse mucho mejor. También aumenta la tolerancia al dolor.
Tener la información que necesita a tiempo, podría salvar su vida. No piense siempre lo peor, podría dejar de hacer cosas útiles.
La primera recomendación es “evite imaginarse lo peor”. Generalmente las personas piensan que sus problemas no tienen solución y por eso no buscan expertos que los puedan ayudar. Por ejemplo, “cuando algo anda mal en nosotros podemos imaginarnos con facilidad lo peor. Sabemos que el doctor nos va a decir lo terrible que es nuestra situación y lo horrible que es el tratamiento recomendado”. Pero exagerar la amenaza no solo produce ansiedad, también hay el peligro de no buscar tratamiento a tiempo.
La segunda recomendación tiene que ver con “mirar el lado bueno de las cosas”. Una mente positiva va de la mano con una buena salud. Las personas optimistas son aquellas que miran los malos tiempos como temporales. De acuerdo con un estudio realizado por la Clínica Mayo, durante un período de 30 años, la gente pesimista tiene 19% menos posibilidades de alcanzar la esperanza de vida normal.
El tercer consejo es sencillo: “El perdón lo ayuda a curarse”. Una persona que es capaz de soltar los pensamientos y los sentimientos de rabia logra equilibrar su cuerpo para que funcione de una mejor manera. El hecho es que los malos sentimientos solo tienen efecto en nosotros mismos. En el mencionado libro se cita el caso de una mujer que guardaba sentimientos de resentimiento hacia una compañera. Cuando ella fue donde el médico, el especialista vio que tenía presión sanguínea alta.
Los médicos de la Universidad de Washington establecieron que tener resentimiento eleva el ritmo cardíaco, la presión sanguínea y la producción de sudor. Cada uno de esos síntomas indica un sistema nervioso activado y un aumento de las hormonas del estrés.
Para mantener la salud mental recuerde que “La risa es medicinal”. Ese es el cuarto consejo. Gracias a la risa se puede manejar el dolor y las dificultades, pues reduce la ansiedad e inquietud del cuerpo. En el libro de Norma se sugiere que aparte tiempo para ver su comedia favorita cuando esté enfermo o preocupado por su salud. Investigadores de la Universidad de Maryland, condado de Baltimore, establecieron que las personas que reían menos tenían un 40% más probabilidades de sufrir una enfermedad cardíaca que las que reían con más frecuencia.
La religión también puede convertirse en un buen punto para aliviar su carga, esta es la quinta recomendación. Primero identifique cuál es la diferencia entre los que responden a los retos y los que se rinden. La respuesta: más que nada es su confianza y el sentido de tener un propósito. El doctor Harold Koening dice que “los intentos desesperados por tener el control sobre las enfermedades alimentan la ansiedad y la depresión. Pero las creencias religiosas proporcionan una forma indirecta de control que ayuda a interrumpir el círculo vicioso”.
La sexta sugerencia es: “El sentimiento de culpa es malo”. Primero debe entender que lamentarse por algo que hizo no es productivo. No solo se va a agotar mentalmente, también puede comprometer la capacidad de su cuerpo para evitar la enfermedad. Un estudio hecho por médicos de la Universidad de Hull, en Inglaterra, dice que la culpa interfiere con la producción del anticuerpo inmunoglobulina A, que protege contra las infecciones.
El séptimo consejo es: “Sea cuidadoso con lo que pide”. A menudo la gente solicita o compra medicinas que no son necesarias para su vida, solo porque las vio en la televisión o en alguna publicidad. La Administración de Alimentos y Drogas de EE.UU. estableció que cuando los pacientes preguntan a sus médicos por una droga que han visto anunciada, el 69% de las veces el médico prescribe la medicina anunciada.