Redacción Cultura
Ayer, como cada 15 días, los juegos tradicionales fueron protagonistas de la mañana dominguera, en el tradicional barrio La Ronda, en el Centro Histórico de la capital.
Pero al ser una jornada en la víspera del Día del Niño, estos juegos tuvieron un sabor especial. Si bien existe una investigación que el Fondo de Salvamento (Fonsal) hizo acerca de varios juegos tradicionales, el dato no es importante para los niños, sino divertirse.
Por eso, los pequeños que fueron a la calle Morales reían mientras se esmeraban por lograr que la hula-hula se mantuviera dando vueltas en su cintura, que una botella quedara dentro del aro, que una ficha o moneda entrara en la boca del sapo o llenar un gran crucigrama pintado en una pizarra metálica.
En el tradicional lugar no se ha buscado únicamente restaurar la arquitectura, convertir las casas en centros de cultura, arte y esparcimiento o recuperar sus calles antes plagadas de delincuencia.
El objetivo también es sacar a los niños del encierro en la casa frente a pantallas de televisión, con las manos pegadas a controles de juegos electrónicos.
Ayer, los pequeños disfrutaron al jugar rayuela o lanzar un trompo, mientras veían a algún zanquero saludándolos o gente disfrazada de Barney y Micky Mouse dispuestos a celebrar con ellos en la víspera de su día clásico.