Los grupos pederastas aparecen cada vez más en las grietas de las familias en crisis y encuentran terreno fértil en una “mentalidad progresista” que considera normal la atracción sexual por los niños.
Es la señal de alarma lanzada por Fortunato di Noto, presidente de una asociación pionera en la lucha contra la pederastia, que trabaja en la tutela de menores, y tiene su sede nacional de Italia en Siracusa.
La pederastia no está ligada únicamente al corrupto de turno, sino que se ha convertido en un fenómeno.
Di Noto habla de la existencia de una verdadera y propia “cúpula pederasto-criminal”, con una facturación de más de 13 mil millones de euros, que usa redes sociales como Facebook para hacer propaganda de su propio “credo” y comercializar el material pedopornográfico.
Un drama que implica a unos 200 000 menores al año, víctimas de la pornografía y de la explotación sexual.
A esta plaga se ha añadido recientemente la infantofilia, descubierta y denunciada por Meter en 2002, que involucra a niños de edad muy temprana, desde pocos días a dos años.
Según el informe presentado el 16 de septiembre pasado en el Consejo de los Derechos Humanos de la ONU, son más de 750 000 los “depredadores” sexuales a la caza de niños conectados a Internet de modo continuado.
Meter, en los últimos siete años de actividad social y tutela de la infancia, ha señalado oficialmente a la Policía Postal Italiana, y a las policías de diversos países del mundo, 53 290 sitios pederastopornográficos.
En la raíz de la proliferación de esta plaga social se puede identificar una profunda emergencia educativa y una crisis sustancial que afecta a la familia.
Y en el momento en que la familia está en crisis aparece un vacío que los pederastas quieren llenar.
De la Internet se aprovechan los abusadores sexuales (pederastas), para quienes los niños son tan solo un objeto sexual.
Mario Monteverde Rodríguez