El sol y las altas temperaturas son característicos en la mañana. En el centro, una familia camina bajo la sombrilla. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
Inundaciones y deslizamientos de tierra son las principales preocupaciones en el Distrito Metropolitano, ante una presencia fuerte del fenómeno de El Niño. De ser así, se prevé un aumento de precipitaciones.
En Quito existen 90 barrios con alta susceptibilidad a deslizamientos; mientras que 53 barrios están predispuestos a inundaciones. Con las lluvias del miércoles pasado se pudo observar la vulnerabilidad de ciertas zonas.
Por ejemplo, hubo acumulación de agua en tres sectores, se inundó un paso desnivel y se cayó un muro de la Pasteurizadora Quito.
El viernes pasado, en Chiviquí (Tumbaco) un paso deprimido permaneció anegado hasta que personal que estaba con vehículos hidrosuccionadores drenó el líquido.
Ese mismo día, en Rumihuayco, en la parroquia de Tumbaco, los fuertes vientos levantaron planchas de zinc de dos casas. Las corrientes también tumbaron señalización de tránsito horizontal que estaba sobre la avenida Simón Bolívar, a la altura del redondel de El Ciclista.
El Inamhi señaló que las lluvias se produjeron por ingreso de masas de aire de la Amazonía y por eventos propios del Distrito.
Las lluvias de estos días, en sitios como El Playón de la Marín, fueron fuertes y sorprendieron a los quiteños. Foto: Alfredo Lagla / EL COMERCIO
Uno de ellos es el efecto termodinámico; es decir, que debido a las altas temperaturas que se producen en la mañana, el líquido de la superficie se evapora y en la tarde se producen precipitaciones.
Humberto Gómez, presidente del Comité para el Estudio Regional del Fenómeno El Niño (Erfen), considera que en febrero El Niño podría sentirse con mayor intensidad en el Litoral.
Señaló que permanentemente monitorean el océano y la atmósfera para tener registros actualizados.
Mientras, Alejandro Terán, director Metropolitano de Gestión de Riesgos, manifiesta que es difícil calcular los efectos que podría traer El Niño.
Sin embargo, están listos con el plan de acción y trabajan en la prevención. Cuadrillas de diferentes empresas municipales limpian sumideros, capacitan a la población, realizan obras de mitigación, entre otras acciones. Incluso, hay planes de reubicación para las familias que viven en zonas de riesgo.
En el proyecto habitacional Victoria del Sur se reubicará a 200 familias que estaban cerca de pendientes, quebradas o zonas que podrían ser afectadas por deslaves.
Hay planes similares que se ejecutan en el norte de la urbe, informó.
También están operativos los 600 funcionarios y 119 vehículos para atender emergencias provocadas por lluvias. A esto se suman los 30 albergues distribuidos en el Distrito.
Por su parte, el director ejecutivo del Inamhi, Carlos Naranjo, precisó que algunos efectos ya fueron sentidos en el clima de la ciudad.
Las altas temperaturas de diciembre fueron consecuencia del ingreso de vientos del Pacífico. Estos vientos, previamente, cruzaron por la zona en donde actualmente está localizado El Niño y trajeron vientos calientes y secos.
Las temperaturas rompieron récords históricos. El 31 de diciembre, en el sector de Iñaquito, la temperatura llegó hasta los 27,4 grados. En 30 años de mediciones que tiene el Inamhi, no se había registrado esta marca.
El Director explicó que el grado de influencia del niño dependerá de los vientos.
En el Inamhi observan a diario las computadoras a las que llega la información meteorológica de todo el mundo. La dirección de las corrientes de aire puede cambiar de una hora a otra.
En 1997, este Diario recogió las historias de prevención que se realizaron sobre todo en la zona de Toctiuco.
Los moradores y estudiantes de colegios que realizaban la premilitar se unieron para limpiar desagües. En el sur, en las riberas del río Machángara, se trabajó para reubicar a las familias después de que una crecida inundara 30 casas. Para este año se prevé un Niño similar al del 97.
En contexto
El fenómeno de El Niño no afectará únicamente a los territorios de la Costa. En la capital se barajan diversos escenarios, pero se considera una afectación indirecta de este fenómeno climático que podría ser peor que el registrado hace 18 años.