Niñas bomba de Boko Haram son entregadas al grupo hasta por sus padres

La violencia ejercida por los grupos yihadistas no conoce límite. En su guerra fratricida contra todo lo que signifique Occidente, recurren a los métodos más macabros para sembrar el terror en la población y en quienes los combaten.

 11 de enero, integrantes de Boko Haram les pusieron chalecos explosivos a dos niñas de unos 10 años, los hicieron explotar y mataron a tres personas más en un mercado de Potiskum, en el norte del país.

Uno de los vendedores, Sani Abdu, relató que las niñas que portaban las bombas tenían unos 10 años. “He visto sus cadáveres. Eran dos niñas pequeñas de unos diez años de edad. Solo pude ver una trenza y parte del torso”, afirmó.

Un segundo testigo presencial que acompañó a las ambulancias que recogieron los restos mortales confirmó además al menos 26 heridos. Un día antes, otra niña de unos diez años de edad fue utilizada para perpetrar otro atentado suicida en la ciudad de Maiduguri, en el noreste de Nigeria, en el que murieron al menos 16 personas y otras 20 resultaron heridas, según el último balance de las autoridades.

Ante estos hechos, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) denunció la “agonía” y la “violencia constante” que están sufriendo las niñas en el norte de Nigeria y recordó el reciente ataque a la ciudad de Baga, en el que la gran mayoría de sus 2.000 habitantes fueron brutalmente masacrados en menos de tres días.

“Las palabras no pueden expresar nuestra rabia ni aliviar la agonía de quienes sufren la violencia constante en el norte de Nigeria”, afirmó el director ejecutivo de Unicef, Anthony Lake.

Riaz Hassan, profesor de filosofía de la universidad australiana de Flinders, aseguró a la agencia de noticias Efe que la gran relación costo-efectividad, versatilidad y letalidad son las causas para el uso de niñas bomba.

Las fuerzas de seguridad nigerianas presuponen un componente de coerción y de adoctrinamiento para obligar a las infantes a detonar los explosivos.

Zaharau Babangida, de 13 años, quien fue detenida por la Policía nigeriana tras negarse a detonar una bomba que cargaba, aseguró que su padre la entregó a los milicianos de Boko Haram y que ellos la obligaron a ponerse la bomba.

“Me dijeron que si lo hacía y recitaba una sura (capítulo del Corán) iría al paraíso”, narró la joven.

En su confesión, Zaharau aseguró: “En el bosque de Bauchi (noreste de Nigeria) encontré algunas otras niñas que supuse eran de mi edad. Allí, el líder nos dijo que diéramos nuestras vidas a Dios y que disfrutáramos de las bondades del cielo. Como no me convenció, comenzó a amenazarme a mí y a otras que no queríamos. Entonces nos mostró un gran hoyo donde aseguró que nos iba a enterrar vivas mientras nos apuntaba con un arma, amenazándonos con matarnos si no obedecíamos sus órdenes”.

La niña le confesó a las autoridades que su padre le pidió que escogiera el camino del martirio. “Mi padre se puso en frente mío y trató de persuadirme para que lo hiciera. Me dijo que me alistara para morir como una mártir y le despejara el camino para encontrarnos pronto en el cielo. Pero escogí tener esperanza y huirle a la muerte”.

En otros apartes de su relato, Zaharau dijo cómo vio a otras dos niñas explotar en un atentado.

“Cuando adhirieron las bombas a tres de nosotras, nos llevaron al mercado de Kantin Kwari y nos pidieron que detonáramos los explosivos en medio de la multitud. No solamente era gente de raza negra la que nos había instruido, ya que también había blancos”, dijo.

“Cuando las otras dos chicas detonaron sus cargas, me asusté mucho por las heridas que sufrí. Entonces huí del mercado. Le hice la señal de pare a un bicitaxista, Adaidaita Sahu, y le pedí que me llevara hasta Dawanau” (un famoso mercado de grano en la ciudad de Kano), añadió.

Fue en el camino a Dawanau que Zaharau le dijo al bicitaxista que cargaba una bomba para llevar a cabo un ataque suicida en el mercado de Kantin Kwari, a lo que el conductor procedió a llevarla a un hospital donde le aguardaba el cuidado necesario y la policía comenzó a interrogarla tras desarmar la bomba.

Quemada por temor

Una muchedumbre linchó a una mujer en Bauchi (noreste) el pasado domingo hasta matarla y después quemó su cuerpo, ante la sospecha de que se trataba de una atacante suicida.

“Hacia las 7:00 a. m., informaciones a nuestra disposición revelan que una mujer no identificada que supuestamente se negó a ser registrada a la entrada del mercado de Muda Lawal fue atacada por una muchedumbre enfurecida”, declaró en un comunicado el portavoz de la policía de Bauchi, Haruna Mohamed.

El portavoz afirmó que la gente “le prendió fuego” y la mujer murió antes de que la policía pudiera rescatarla. Posteriormente, los agentes dispersaron a la multitud sin hacer detenciones, añadió.

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