La recaudación por el Impuesto a las Tierras Rurales creció en más del 200% durante su segundo año de cobro.
Según registros del Servicio de Rentas Internas (SRI), los tributos por ese concepto llegaron a USD 8,6 millones en 2011, cuando un año atrás la cifra bordeó los 2,7 millones.
Este impuesto grava a la propiedad superior a 25 hectáreas en el sector rural, según la delimitación efectuada en el catastro municipal. Fue creado por la Ley Reformatoria para la Equidad Tributaria en 2007, pero entró en vigencia en 2010.
El miércoles pasado, miembros de la Federación de Cámaras de Agricultura se reunieron con el ministro del ramo, Staynley Vera, para analizar el marco tributario de estos sectores.
Allí se planteó una revisión de la fijación de impuestos, según la demarcación demográfica del país. “No es lo mismo cultivar en la Costa, que en la Sierra o el Oriente”, dijo Evaristo Baque, presidente de la Cámara de Agricultura de la II Zona.
Según Baque, en el litoral hay pequeños y medianos productores de hasta 70 has. En ese grupo están, por ejemplo, los ganaderos, que tienen espacios amplios para sus potreros.
En la Sierra hay latifundios y en la Amazonía, tierras ancestrales, que gozan de excepciones tributarias.
La propuesta gremial fue de que el impuesto a la tierra en la Costa se establezca como límite las 70 hectáreas, para el cobro.
La propuesta será estudiada, según ofreció Vera.
Henry Peña, titular de la Corporación de Maiceros en Los Ríos, destacó que la mayoría de socios aún no tiene claro si debe pagar este impuesto. Aunque a su criterio, serán pocos los que deben hacerlo.
“El pequeño y mediano maicero aquí tiene entre 5 y 20 hectáreas cultivadas. De todas formas, nos estamos organizando como gremio para revisar el catastro municipal”, indicó.
Los ganaderos aún están en compás de espera. Están a la expectativa de que se apruebe un reglamento donde estén incluidas las excepciones o descuentos para quienes aplican planes de remediación ambiental.
Este es un tema tratado con autoridades gubernamentales, y avalado por el Presidente de la República, según José Zambrano, titular de la Federación Nacional de Ganaderos (Fedegan).
“Muchos ya hemos realizado reforestación en nuestras haciendas, pero cuando vamos al SRI nos dicen que desconocen este tema y no podemos pagar”, sostuvo Zambrano.
El Impuesto a las Tierras es al uno por mil de la fracción básica no gravada del Impuesto a la Renta de personas naturales y sucesiones indivisas. Para el 2011, la tarifa fue de USD 9,21 por cada hectárea o fracción que sobrepasó 25 hectáreas declaradas.
En la Amazonía, se grava la propiedad a partir de las 70 has.