Los últimos casinos y bingos que aún funcionaban en Guayaquil bajarán sus puertas esta noche, cuando se cumpla el plazo para su cierre oficial, decretado por el Gobierno el pasado 9 de septiembre.
Según la Asociación de Casinos y Bingos (Ascabi), en el Puerto Principal hasta antes del decreto funcionaban siete establecimientos de juegos de azar considerados formales, los que daban empleo a unas 800 personas.
La madrugada del ayer cerró Casino Sol, ubicado en un complejo de hoteles en el norte de la ciudad. A las 04:00 el local cerró en medio de la desazón de sus empleados. La mayoría de ellos dijo no tener de momento otra alternativa de trabajo. Después del cierre no hubo más movimiento de personal, sus puertas enrollables se mantuvieron cerradas.
En el centro de la ciudad, el casino del Hotel Oro Verde cerrará hoy a la medianoche. “Así cumpliremos el plazo”, dijo Jaime Roura, vocero de Ascabi. El gremio no sabe qué pasará con los empleados tras ser liquidados. “Cómo podemos ponernos de acuerdo cuando son 800 personas, si con 20 no se ha podido”, manifestó Roura.
Otros negocios ubicados a lo largo de la avenida 9 de Octubre y en torno al Parque Centenario, también dejaron de funcionar.
Algunos locales lucen desde hace semanas sin carteles, y otros fueron modificados para convertirlos en otros negocios, como el bingo ubicado en la avenida 9 de Octubre y Rumichaca, donde se ejecutan obras de construcción desde noviembre pasado.
Uno de los establecimientos más concurridos de la ciudad, el bingo Don Toribio, anunció a sus clientes su cierre para las 22:00 de ayer. Este local daba empleo a 63 personas, la mayoría con más de tres años de trabajo, según la administradora, Norma Procel.
Ronald Castañeda, quien trabajó durante tres años, se despedía ayer a las 16:00 de sus compañeros, luego de su jornada laboral.
El joven de 24 años, con una discapacidad en su mano derecha, se tomó una foto con sus compañeros más cercanos. “Trabajaba en mantenimiento, fue mi primer trabajo. Es muy triste dejar esto, pero espero conseguir empleo pronto, soy muy trabajador”.
El local lucía repleto. Los 400 clientes que solían ir entre semana, hasta la tarde de ayer llegaron a los 800. Como despedida, ayer el negocio jugó todos los acumulados, alrededor de USD 5 000.
Leonardo Fuentes, de 32 años, encargado de la seguridad, dijo que ya tiene un trabajo temporal. Aprovechó unos ahorros para instalar un negocio en su casa. “Trabajé aquí durante 11 años. Ahora solo espero que nos liquiden bien, como ofrecieron”.