Trabajadores y dueños de los casinos temen por su futuro

En el Casino Plaza. La tensión de sus trabajadores es evidente. Ellos saben que dejarán sus trabajos.

En el Casino Plaza. La tensión de sus trabajadores es evidente. Ellos saben que dejarán sus trabajos.

Mientras los  clientes  esperan un golpe de suerte, los empleados de los casinos viven en el infortunio desde que triunfó el Sí en la  consulta popular que se realizó el 7 de mayo de este año.

[[OBJECT]]Y su situación se complicó el viernes pasado, cuando el Presidente de la República firmó el Decreto 873, el cual señala que los casinos de los hoteles cinco estrellas tienen seis meses para cerrar sus operaciones. Ese plazo regirá a partir de la publicación del documento en el Registro Oficial.

La noche del viernes, la actividad era normal en el casino del Hotel Quito, en el norte de la ciudad. Pitos, autos estacionados en la acera de la avenida González Suárez, personas que señalan con una franela espacios en los que se puede estacionar un auto era el ambiente en el exterior del lugar.

En su interior, los jugadores probaban suerte en las máquinas tragamonedas o en las mesas de Black Jack. Mientras esto sucede, los empleados desconocen que el decreto fue emitido.

El responsable del lugar, quien prefirió no ser nombrado, al enterarse de la existencia del documento, encendió la computadora más cercana y digitó la dirección electrónica de la Presidencia para encontrar el decreto que los dejaría sin trabajo.

Prefirió no decir nada. Llevó su mano a la cabeza e inmediatamente telefoneó a su jefe para indicarle lo sucedido.

Luego de cerrar el teléfono dijo que le preocupa los créditos que habían sacado los empleados del casino en diferentes instituciones bancarias del país.

El ambiente de zozobra se repite en el Casino Montecarlo, en la av. Amazonas, norte de Quito

A las 20:30 del viernes pasado, unas 20 personas ingresaron al lugar. Parejas, grupos de amigos, novios, chicos y chicas solas entraron dispuestos a ganar.

Allí los trabajadores prefirieron no decir nada. Ellos saben que sus puestos de trabajo corren peligro desde mayo pasado, pero esperan las decisiones gerenciales.

En el casino del Hotel Plaza, en la Shyris y Naciones Unidas, el panorama de tensión no varía.

Santiago Varela, supervisor del área de máquinas, no conoce la fecha en que deberá salir de su trabajo, pues aún no tienen una comunicación oficial interna.

Él se ha especializado durante 10 años y ahora teme por el futuro de su hija, ya que no sabe si en otro lugar le vayan a pagar lo que gana en el casino. De ahí que no le convence el plan de reconversión laboral del Gobierno. “No me pueden obligar a cambiar de profesión”, dice, con la esperanza de que el plazo de cierre se extienda para poder pagar sus deudas.

Jorge Castro, gerente del Casino Plaza, aseguró que los empresarios de los casinos fuero engañados por el Gobierno. Ellos mantenían reuniones con la ministra de Producción, Nathalie Cely. “Ella nos invito a que entreguemos cifras de nuestras operaciones para enviarlas al Ejecutivo y luego de eso se determinaría el tiempo de cierre de operaciones. Por eso nos sentimos engañados y decepcionados”, enfatizó Castro.

Explicó que estos negocios funcionaban bajo el amparo de la Ley, por lo que el cierre de las empresas debió pasar primero por la Asamblea Nacional.

La preocupación de los empresarios es recuperar las inversiones que realizaron en el país legalmente, para lo cual había pedido cinco años. Ese plazo se venía negociando con el Gobierno, pero el Decreto 873 cambió los planes.

El plan  oficial
Cinco ministros del Gobierno,  en  rueda de prensa del miércoles pasado, señalaron el plan de reconversión laboral para los trabajadores de las salas de juego, pero no mencionaron nada sobre la situación d e los casinos.

El artículo uno   del Decreto 873  señala que las salas de juego que funcionan bajo amparos constitucionales deberán cerrar su puertas cuando se publique el documento en el Registro Oficial.  

En los casinos trabajan  3  000 personas que deberían ser indemnizadas por los propietarios de estos centros.

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