En Ecuador hay más mujeres que hombres en teletrabajo. Son 258 617 mujeres quienes laboran desde casa, según datos del Ministerio del Trabajo.
El número de mujeres pesa un 57% en el total de empleados que teletrabajan y se explica, en parte, porque la mayoría labora en enseñanza y la mayor parte de establecimientos sigue en clases virtuales.
Otra razón es que esta modalidad ha permitido que puedan conciliar el trabajo con su vida familiar y el cuidado de sus hijos, en momentos en que las clases siguen suspendidas. Ahora, por el anuncio del Gobierno de un retorno paulatino al trabajo presencial, a partir de este 1 de julio, algunas teletrabajadoras se enfrentan a una difícil situación.
Karla Salgado es contadora en una importadora. Desde marzo del año pasado, teletrabaja y ha ido solo un par de veces a su oficina para dejar documentación. Como sus empleadores bajaron su sueldo en 25%, decidió también emprender un negocio de venta de ropa por Internet, con lo cual logra igualar su salario anterior.
Su jefe le informó que desde el 11 de julio debe retornar a la oficina. Salgado desea negociar para tener unos días de trabajo remoto. “Es importante volver al trabajo ciertos días para retomar la dinámica, pero hay procesos que se pueden hacer desde casa y las horas por traslado puedo ocuparlas en mi negocio, considerando que me bajaron el sueldo”.
Está previsto que el plan de retorno al trabajo presencial se presente hoy, 29 de junio del 2021.
El titular de Trabajo, Patricio Donoso, señaló, por lo pronto, que el retorno será voluntario y que ciertos grupos de trabajadores tendrán prioridad para mantener el trabajo remoto.
Entre ellos están personas con enfermedades catastróficas, mujeres embarazadas y con niños pequeños.
Ingrid Huerta está en este grupo. Ella es madre de una niña de tres años. Hace poco recibió el anuncio de que desde el 5 de julio retornaría a su oficina. “En una reunión, el gerente y la persona de Talento Humano explicaron que algunas áreas, incluida la mía, ya debíamos estar en oficina”.
Ella es la encargada de las compras al exterior y cuando empezó la pandemia hacía su trabajo desde casa. Un compañero se encargaba de la revisión de mercadería; por eso, ella nunca tuvo problemas.
Huerta sufrió una reducción de sueldo en junio del 2020, por lo cual tuvo que prescindir de los servicios de su empleada y niñera.
Como esta madre no tiene quién cuide a su bebé, sus jefes le ofrecieron que asistiera un par de horas con su hija para hacer supervisiones presenciales y el resto de días, siga con teletrabajo. Pero ella teme exponer a su hija a posibles contagios y, a la vez, perder su trabajo si no va a la oficina.
La Federación Médica Ecuatoriana considera que la vuelta al trabajo presencial no es oportuna y alerta al Gobierno sobre los riesgos. “Se está dando una sensación de que podemos estar más relajados y es un error”, dijo Santiago Carrasco, titular del gremio.
El médico señala que se debe esperar a que los planes de vacunación sean más amplios; es decir, hasta septiembre u octubre, cuando se podrá evaluar las cifras epidemiológicas.
Hasta ayer, 28 de junio, 1,3 millones de ecuatorianos habían recibido las dos dosis; es decir, 10% de la población objetivo.
Los gremios productivos trabajan en manuales para el retorno seguro a los lugares de trabajo, “que contienen una guía que los empleadores puedan seguir y reducir el riesgo de exposición de sus trabajadores”, señaló Carlos Loiza, presidente de la Cámara de Comercio de Quito.
En Proquim, una empresa de productos de limpieza, hay 20 trabajadores. De ellos, 15% corresponde a mujeres del área administrativa que hacen teletrabajo. Christian Ponce, director de la firma, dijo que consultará al personal para saber cómo prefieren laborar.
El empresario cree que el teletrabajo ha sido positivo y genera ahorro de tiempo y costos en movilización. Por eso no cree necesario una vuelta a la presencialidad por ahora y, de ser necesario a futuro, pensará en planes que combinen trabajo en oficina con remoto.