Locales comerciales atienden al público con previa cita o a domicilio. los trabajadores están equipados con mascarillas y guantes. Foto: Vicente Costales/ EL COMERCIO.
Los trabajadores y dueños de negocios coinciden en que las labores como las conocieron antes de la pandemia son distintas. A pesar de estar imposibilitados de atender al público algunos locales, de Guayaquil y Quito, que prestan servicios de venta de electrodomésticos, ferreterías y restaurantes optaron laborar a puerta cerrada por la emergencia.
Este mecanismo funciona en la capital con previa cita. En un almacén de electrodomésticos en Cotocollao, los asesores cuadran la visita del cliente a través de WhatsApp para la demostración de los productos.
En el local, los empleados equipados con mascarillas y guantes reciben a los clientes por turnos desde las 08:00 hasta las 13:00.
Una ferretería, ubicada al sur de Quito, también adoptó esta modalidad. El negocio detalló que tienen laborando a una persona de planta en el local que atiende a los clientes de 08:00 a 13:00. El comercio también funciona con el servicio a domicilio.
Según el encargado, los clientes pueden tocar la ventana del local para solicitar los artículos o pueden comunicarse previamente para tener listo el pedido y solo retirar.
En Guayaquil, los dueños de negocios optaron por la venta directa para adicionar ingresos a los captados por la venta a domicilio. Viven a la expectativa de que sus actividades sean autorizadas, con las debidas normas de bioseguridad, para no ser clausurados.
En un restaurante, al norte de la urbe, Anita empezó a vender almuerzos y recibir clientes en su local. Ella cuenta que desde hace un mes envía a domicilio, pero eso no le alcanza para pagar la renta y a sus dos empleados.
“Abrimos un poco el portón y por ahí pasamos los almuerzos y, a veces, dejamos entrar a una o dos personas a comer dentro del local”, detalló.
Aurelio labora en un establecimiento que vende materiales de construcción en el sur del Puerto Principal. Él cuenta que esta semana el dueño del negocio decidió realizar ventas directas a puerta cerrada. Desde hace tres semanas, desde el local se hacían despachos para ventas en línea, pero esta modalidad, asegura, no es muy rentable.
“Somos cuatro empleados en el local, cada uno trabaja con el equipo de protección y respetando el metro de distancia. El sitio es bastante ventilado. Además, todos los clientes van con mascarilla y guantes”.
Aurelio cuenta que esta nueva modalidad de trabajo le causa ansiedad. “No sabemos si está permitido, pero al menos se venderá más y recibiremos las comisiones semanales”.
Él cree que no faltan protocolos e implementos en el local para hacer este tipo de actividades porque el dueño ha sido muy preocupado en ese sentido.
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