Antes de que el paquete tributario se estancara en la Comisión de lo Económico de la Asamblea, gremios empresariales y de la sociedad civil presentaron durante ocho horas, el pasado 1 de noviembre, sus puntos de vista sobre el plan oficial.
Durante dos días se escuchó de todo. Desde los aplausos del presidente de la Comisión, Francisco Velasco, a la disertación del director ejecutivo de la Corporación Construyendo Ciudadanía, Felipe Abril, hasta los roces con los representantes de las cámaras de Comercio de Quito y Guayaquil.
Uno a uno desfilaban por los pasillos de la Comisión, exponiendo sus argumentos del porqué estaban a favor o en contra de la aprobación de la reforma.
La mayoría de quienes acudieron a la mesa de la Comisión pedía el archivo de la ley, bajo la tesis de que estos impuestos afectarían a la clase media del país.
Uno de los primeros en criticar la totalidad del paquete y exigir su archivo fue Blasco Peñaherrera, presidente de la Cámara de Comercio de Quito, quien molesto incluso abandonó la Comisión al final de su exposición.
“El próximo año pagaremos USD 12 000 millones en impuestos. ¿Y qué recibimos a cambio? Un pobre crecimiento promedio del 3,5% en los últimos años, una inflación de 5%, un déficit de la balanza de pagos del 10% del PIB, seis de cada diez ecuatorianos no tienen empleo formal y, según la Cepal, la pobreza ha aumentado en el país. Esta novena reforma es un nuevo zarpazo a la economía de los ecuatorianos”.
Pablo Dávila, de la Cámara de Industrias y Producción, reaccionó de forma más moderada, pero igualmente solicitó que la reforma no proceda por su afectación a la clase media y el impacto en la inflación. Pero su crítica se centró principalmente en la propuesta de aumentar el Impuesto a la Salida de Divisas (ISD) del 2 al 5%.
“El impacto en la liquidez y rentabilidad de las industrias será directo. Pedimos que no se incluya el aumento del ISD en la reforma y que hoy se exonere de ese impuesto a materias primas y bienes de capital para producción”.
En la misma línea, un nutrido grupo de empresarios de la Cámara de Comercio de Guayaquil levantó su oposición a los nuevos impuestos y en especial al ISD, en medio de un cruce de tonos de voz entre Velasco y Carlos Molina, representante del gremio.
Pese a que el ISD ha aumentado del 0,5 al 2%, no ha cumplido con su función de evitar la salida de divisas. “Hablemos claro, la reforma únicamente tiene fines recaudatorios”, dijo Molina.
Édisson Garzón, presidente de la Asociación de Fabricantes de Alimentos Balanceados para Animales (Afaba), también alertó sobre el impacto en la cadena productiva si se aumentara el ISD.
Pero otros gremios también pidieron el archivo de la reforma, Uno de ellos, Jorge Talbot, titular de la Asociación de Industriales Licoreros del Ecuador (Dile), advirtió de los problemas de gravar por litro de alcohol puro a las bebidas alcohólicas y su impacto en la industria nacional.
Aunque Abril resaltó que si bien es una buena fórmula los impuestos a las bebidas para reducir su consumo, debe atársela a campañas de educación.
Otras observaciones
Antes de que ingresara la reforma a la Asamblea, asambleístas oficialistas dijeron que el debate sería sobre la tasa del Impuesto a la Salida de Divisas.
Caterina Costa, vicepresidenta de Poligrup, dijo que el tributo a la botella plástica perjudicaría la industria recicladora.
Fernando Idrovo, representante de las automotrices, alertó sobre la aplicación de otro impuesto a los vehículos.