El Estado destina cada vez más recursos para mantener en la economía precios irreales de combustibles.
Según datos del Banco Central, entre enero y junio el Gobierno pagó USD 2 365 millones en importaciones de naftas de alto octano (gasolinas), diésel y gas licuado de petróleo para abastecer la demanda interna.
Sin embargo, de la población y las empresas solo recibió por su venta USD 762 millones.
Es decir, le quedó un hueco de USD 1 603 millones, lo cual implica 283 millones más que el subsidio asumido entre enero y junio del año pasado.
Estas cifras no toman en cuenta la pérdida de precio de oportunidad de los hidrocarburos que genera la Refinería de Esmeraldas y que también se destinan para abastecer al país.
En este escenario, las ganancias que registra el país por el incremento en el precio del crudo se ven mermadas por los recursos para subsidio, que también se fuga por las fronteras.
Pero estas pérdidas se vieron acentuadas en junio pasado, mientras que el precio del barril ecuatoriano exportado cayó un 14% (de USD 101 a 86), el barril de derivados solo bajó un 4% (de USD 124 a USD 129).
El miembro del Foro Petrolero, Luis Luzcando, explica que si bien el precio de los derivados está atado al crudo, no fluctúa en la misma proporción.
La cotización de los derivados toma en cuenta también otros factores del entorno internacional, advierte, como las producciones de las refinerías principalmente de Estados Unidos, que marcan los precios de las importaciones nacionales, entre otros elementos del mercado como la oferta y la demanda.
Según Luzcando, la política de subsidiar la gasolina, el diésel y el gas, que se arrastra de décadas pasadas, crea una distorsión en la economía y representa importantes gastos para el Estado que pudieran ahorrarse.
El decano de la Facultad de Economía de la Universidad de Cuenca, Milton Quesada, opina que será muy difícil revisar la política de subsidios, al menos, en el corto plazo, ya que podría representar una pérdida de popularidad significativa para el Gobierno a nivel político.
El catedrático explica que los precios de la gasolina y los combustibles se conocen como precios claves de la economía ya que su variación puede desencadenar un proceso inflacionario muy fuerte para el país.
La relación es directa sobre el transporte y por lo tanto en los alimentos y toda clase de bienes.
Además de la gasolina dentro de este tipo de precios claves
En esa línea, Quesada ve que un factor que incluyó en el crecimiento del subsidio fue el crecimiento mismo de la economía que a su vez demanda más combustibles para su desarrollo.
De ahí, según Quesada, se vuelve indispensable la puesta en marcha de la Refinería del Pacífico para que los recursos que se van en el subsidio bajen.
Durante este año, el Gobierno implementó la política de tarjetas inteligentes para la compra de gas en la frontera norte, a fin de evitar el contrabando.
También ofreció que Petroecuador ingresaría en el mercado como un vendedor directo del producto para evitar la escasez y la venta irregular, proyecto que aún no se concreta. Tampoco se ha concretado el ofrecimiento de revisar los márgenes de comercialización del gas.
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