Si bien Ecuacorriente consiguió firmar el contrato para la explotación de cobre en la Cordillera del Cóndor, tendrán que pasar al menos tres años para que la minería a gran escala sea una realidad.
La empresa china deberá invertir USD 1 439 millones en tres grandes infraestructuras que consolidarán su operación en el país. La primera es la mina del proyecto Mirador, que contará además con una planta procesadora de cobre y una relavera o infraestructura para tratar los residuos y el agua.
En segundo lugar, deberá levantar la central hidroeléctrica Santa Cruz, de 129 megavatios (el 12% de la potencia de Paute), que proveerá de electricidad a la mina.
Y, finalmente, tendrá que construir Puerto Cobre, una infraestructura en el norte de Puerto Bolívar, en El Oro, a través de la cual se exportarán los minerales.
Desde el país no se exportarán láminas refinadas de cobre sino una especie de arena fina llamada concentrado, compuesta en 29,5% por cobre. Aunque la mina llegará a procesar hasta 60 000 toneladas de roca, durante los primeros cinco años arrancará con 30 000, según el viceministro de Minería, Federico Auquilla.
El proyecto se iniciará con la construcción de la mina, que tendrá un diámetro de 2 kilómetros y una profundidad de 800 metros. La estructura estará ubicada en un cerro de la parroquia Tundayme , del cantón El Pangui, en Zamora Chinchipe, y tendrá una forma de graderíos de 12 metros de altura, llamados bancos.
La mina estará siempre expuesta al ambiente por lo que se denomina de cielo abierto, e irá ganando su forma a través de una serie de explosiones en el cerro que irá soltando capas de roca.
Parte de la roca, la de bajos contenidos de mineral, será llevada a una escombrera. Mientras que la roca con un contenido del 0,62% de cobre, o mayor, será triturada y llevada hacia la planta de beneficio donde se reducirá a una arena de 0,15 milímetros de diámetro.
En la planta, la arena se someterá al proceso de flotación donde por medio de químicos (xantantos, cal y espumantes) recogerán el cobre en el concentrado, listo para exportarse (ver infografía).
Así, de las 30 000 toneladas que inicialmente serán procesadas, solo 620 quedarán como concentrado de cobre. Es decir, el 2%. El resto quedará como residuo que será llevado a la relavera, una especie de piscina que además de acoger la roca sin minerales valiosos recibirá el agua que se utilice en todo el proceso.
La principal preocupación ambiental dentro de todo este proceso se refiere al uso del agua.
En la operación, la mina utilizará cerca de 600 litros de agua por segundo. Un porcentaje menor al 0,1% del caudal del río Zamora (uno de los ríos más cercanos a Mirador) que alcanza 624 000 litros por segundo, explica el presidente de la Asociación de Ingenieros de Minas del Ecuador, José Gómez . Sin embargo, 40 000 veces mayor al consumo de un ecuatoriano promedio para su alimentación y aseo durante un día, según los mismos cálculos de la empresa Ecuacorriente.
Gómez defiende que la mina reciclará la mayor parte del agua y que en la relavera no recibirá metales pesados como arsénico, cadmio, plomo o mercurio.
Sin embargo, deberá someterse a un exhaustivo tratamiento, ya que contendráácido sulfúrico. Este componente altamente tóxico y corrosivo se desprende de la pirita, mineral asociado al cobre en Mirador, cuando entra en contacto con el oxígeno. Estos datos fueron obtenidos de una presentación del proyecto emitido por Ecuacorriente en el 2010.
Alegría Corral, experta en Derecho Ambiental, explica que siempre habrá un impacto del proyecto minero en el ecosistema, pero las autoridades de control pueden minimizarlo con un profundo monitoreo y ejerciendo con rigurosidad la normativa ambiental existente.
“Más allá de todos los tecnicismos de las leyes, lo importante es que haya un monitoreo porque estamos hablando de una actividad que generará un impacto”.
La licencia ambiental
Emitida el pasado 24 de febrero, la licencia ambiental para la fase de explotación del proyecto Mirador aprobó el Estudio de Impacto Ambiental y el Plan de Manejo Ambiental propuesto por Ecuacorriente (Ecsa).
La licencia fue emitida dos semanas antes de la firma del contrato de Ecsa con el Estado. Sin embargo, la compañía requiere del permiso de la Secretaría del Agua y el Instituto Nacional del Patrimonio, para comenzar la fase de explotación.
En el documento de nueve páginas, al que este Diario tuvo acceso, la compañía china se compromete a presentar trimestralmente informes de monitoreo sobre el impacto del proyecto. Además, deberá tener auditorías ambientales anuales.