El salto de 16 puestos que dio Ecuador en el Ranking de Competitividad Global 2012-2013 del Foro Económico Mundial (al pasar de la ubicación 101 a la 85) deja sentimientos encontrados entre los diferentes actores del sector privado ecuatoriano.
Por un lado, los empresarios reconocen que encontrarse en una mejor posición siempre será una buena noticia, debido a que estas clasificaciones son seguidas por potenciales inversionistas. Pero por otro lado, consideran que el escalafón contrasta con la apertura a los inversionistas externos.
“Es una buena noticia, sin lugar a dudas. Pero hay que verlo en el contexto global. Captamos pocas inversiones extranjeras directas. Eso significa que aunque ahora exista un aceptable paraguas para hacer negocios, el clima político no atrae a los capitales foráneos”, señala el consultor empresarial Juan Carlos Anderson.
En efecto, al explicar los resultados del escalafón del Foro Económico, la catedrática de la Escuela de Posgrados en Administración de Empresas de la Espol, Sara Wong, explicó que ello se debió a un mayor acceso de la población a la tecnología, mejoras en factores de innovación, infraestructura y estabilidad macroeconómica.
La calificación -para el empresario Patricio Cárdenas- está totalmente clara: “La inversión público rinde sus frutos, hay mayores capacidades para comunicarse, la infraestructura es la adecuada y la economía anda bien. Entonces, la pregunta es ¿por qué eso no se refleja en una mayor incidencia en la llegada de inversionistas?”.
Aunque el Gobierno siempre ha minimizado estos escalafones, asegurando que se trata de percepciones de grupos empresariales, en esta ocasión es histórico el repunte que ha tenido el país, al subir 16 puestos en un año.
Pero como menciona Cárdenas, habrá que ver cómo cierra el Ecuador en otros importantes calificaciones como las del ‘Doing Business’, del Banco Mundial, y el de Transparencia Internacional.
En el primero ya no es tanto la infraestructura la que pesa, sino que influyen ya acciones concretas a la hora de hacer negocios. El año pasado, el país se ubicó en puestos de atrás, especialmente en lo relacionado a las facilidades para abrir un negocio.
Asimismo, en cuanto a la percepción sobre las acciones de corrupción en los distintos estratos de actividad pública y privada en el país, la calificación también fue muy baja: 120 entre 183 países.
Por ello, la consultora privada María Teresa Álvarez se atreve a pronosticar que en otros escalafones más específicos el Ecuador lamentablemente tendrá caídas.
“No es lo mismo que la infraestructura esté adecuada para realizar negocios como el hecho mismo de ya hacerlos. Ahí marcan mucho el tema tributario, las decisiones políticas -como las relaciones del país con Irán- o simplemente casos de corrupción o de presiones a las libertades”.
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