A un mes de terminar el 2012, las empresas hacen sus balances y concluyen que, pese a los nubarrones en la economía del país, sus ventas han sido positivas durante el presente año.
La conclusión es la misma desde hace tres años: no hay mucha confianza en el manejo macroeconómico, pero los negocios van bien, según la nueva encuesta de la firma Deloitte, en la cual se recoge la percepción de 122 compañías locales que facturan USD 12 500 millones y emplean a unas 53 600 personas.
Los empresarios se han acomodado a las medidas aplicadas por el Régimen, por dos razones. Por un lado, hay demasiada plata circulando en el mercado como para no aprovecharlo. Y por otro, pensando en el largo plazo, el dejar de invertir en este momento pudiera significar una pérdida de mercado en el futuro.
El Gobierno juega con ambos factores y sabe que cualquier medida que implique mayores costos para las empresas puede ser absorbida por ellas, ya que están vendiendo todo lo que producen.
El elevado gasto público, que se refleja en carreteras, puentes, aeropuertos, más burócratas, mayores sueldos, consultorías, propaganda, subsidios, más créditos de la banca pública, etc., ha generado una ola de consumo que ha beneficiado a las empresas.
Este ‘boom’ de consumo lleva seis años y se sustenta básicamente en el precio del petróleo, que promedia USD 100 por barril en este año.
El Gobierno necesita que el precio suba más para que la economía crezca con el mayor gasto público. Ese escenario es cada vez menos probable, por lo que el pesimismo sobre el manejo macroeconómico ha venido aumentando.