Se conocía que el Gobierno estaba preparando medidas ‘revolucionarias’ para abordar el subsidio a los combustibles, pero restringir el uso de calefones para evitar el uso ‘desmedido’ del gas es, por decir lo menos, desproporcionado.
El consumo ‘desmedido’ de gas es ocasionado por el mismo Estado, que mantiene un precio subsidiado al combustible desde hace décadas y no ha hecho mayor cosa para cambiarlo. En los cuatro años del actual Gobierno se ha gastado USD 1 800 millones en subsidiar el gas y gran parte se ha fugado por las fronteras, porque hay un gran incentivo para comprar gas en Ecuador a USD 1,60 y venderlo en Perú y Colombia en 12 ó 15.
¿Hay algún negocio lícito que rinda tanto?
Según el Presidente de la República, el subsidio al gas es solo para cocinar, pero se está usando en los calefones y para calentar piscinas. ¿Y recién se entera que el gas se usa en los calefones? ¡Increíble! Debe ser por eso que en los últimos cuatro años no hizo nada para cobrar el precio real del gas a los que más tienen.
Mientras el precio sea un incentivo para usar gas en los hogares, los ciudadanos lo seguirán usando, y también contrabandeando. Y si la gente no tiene calefones, volverá a calentar el agua en grandes ollas para mezclarla con agua fría en una enorme tina y bañarse con un jarrito. Será incómodo, pero más barato.
Para utilizar otras fuentes de energía se necesitan incentivos, que todavía no aparecen.