Estados Unidos le debe hoy USD 700 000 millones a América Latina, región convertida en una de las más pujantes del mundo y origen de millonarias inversiones a Europa.
La región, que anotó en 2011 inversiones y exportaciones récord, inició de hecho desde antes de la crisis subprime de 2008 un gradual desembarco en Madrid, Roma o Berlín con empresas como la guatemalteca Pollo Campero, la colombiana Juan Valdez o la brasileña Spoleto. Hoy, con Italia, España, Grecia e incluso Francia ajustando sus economías o temiendo el default, la compra de activos avanzó incluso al área financiera. Las firmas europeas necesitan urgente hacer caja.
De hecho, hace unas semanas el grupo chileno Saieh, con inversiones en retail, medios y educación, anunció que su banco Corpbanca compró en USD 1 225 millones la filial colombiana del Santander. Varias vitivinícolas chilenas, además, evalúan comprar viñedos en España o Italia, operaciones impensadas años atrás.
La secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Alicia Bárcena, dijo incluso que Europa enfrenta una década de pérdidas, que puede convertirse en una “oportunidad muy interesante y única” para la región. “Ya hay empresas de la región que están comprando activos en Europa”, confirmó la funcionaria quien reveló que Cepal prepara un informe sobre inversiones para los gobiernos de ambos continentes.
La situación, que encuentra a América Latina con reservas internacionales por USD 760 000 millones y sin problemas de deuda pública, abre además un inédito espacio de negociación política. Los enormes déficits fiscales pudieran empujarán a Europa a rebajar o eliminar sus subsidios y dar facilidades para la inversión latinoamericana, según Bárcena. La propia canciller Ángela Merkel sostuvo que la región debía jugar un papel más activo en la solución de la crisis europea.