Los países iberoamericanos cerraron su cumbre anual inquietos por el desajuste de la economía mundial y su eventual efecto recesivo en la demanda de materias primas, que le permitió a América Latina crecer más que países como España y Portugal.
Los mandatarios y representantes de los 22 países miembros debatieron sobre la “transformación del Estado y el desarrollo” en un contexto de fuerte contraste: Latinoamérica está en crecimiento mientras sus dos socios europeos enfrentan la peor tempestad de la UE.
“El riesgo de que el crecimiento de la economía se frene hay que combatirlo con estímulos de los países con capacidad de recursos”, manifestó el jefe del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero.
Durante la jornada, que concluyó con la firma de una declaración de 55 puntos, varios líderes de la región coincidieron en el riesgo de que la crisis termine por pasarle factura a una América Latina que recién empieza a sentir la desaceleración de la actividad mundial.
“En América Latina existe un crecimiento de las economías. Ello deriva de los extraordinarios precios de la materia prima, pero eso es una navaja de doble filo”, afirmó el presidente de México, Felipe Calderón.
La región, que creció 5% en cinco años, recibirá el mayor impacto por un descenso de la demanda de China.