Una renovada fiebre del oro tiene a América Latina en jaque: comunidades locales en pie de guerra contra proyectos de inversión de las grandes mineras internacionales.
La explotación de oro y otros metales tiene en auge a la minería informal, sobre todo en Perú, Colombia y Bolivia, y a la industria formal en apogeo, con una inversión proyectada de un total de USD 300 000 millones al 2020, de acuerdo con la Sociedad Interamericana de Minería.
No obstante, 162 conflictos mineros han estallado en toda la región por la oposición de comunidades locales contra proyectos que ven como una amenaza, en especial por su gran consumo de agua, de acuerdo al Observatorio de Conflictos Mineros de América Latina.
Con un precio del oro que pasó en la última década de USD 270 a entre USD 1 600 y 1 800 la onza -por ser refugio favorito de inversionistas ante las turbulencias de la economía mundial- y un cobre por las nubes debido a la voraz demanda de China, nada hace pensar que la tendencia vaya a detenerse.
América Latina es una de las regiones más atractivas para la inversión. El año pasado captó el 25% de las inversiones en exploración. El 45% del cobre, el 50% de la plata y el 20% del oro salen del subcontinente, pero si se concretan los proyectos de inversión la región liderará en el 2020 la producción de estos.
No obstante, varios proyectos han sido detenidos en Chile, Perú y Argentina. La aplicación del convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que exige consultar a las comunidades sobre alteraciones en sus territorios, es el arma principal contra proyectos que han sufrido costosos retrasos.
Los conflictos sociales que están muy presentes en la región van a tener y están teniendo impacto en los cronogramas de los proyectos de inversión, dijo el economista José de Echave, ex viceministro del Medio Ambiente en el actual gobierno peruano de Ollanta Humala.