Las dificultades en el abastecimiento de gas de uso doméstico se extiende a nueve de las 24 provincias del país.
Aunque aún está lejos un escenario de escasez del producto, en Carchi, Imbabura, Esmeraldas, Pichincha, Santo Domingo de los Tsáchilas, Cotopaxi, Manabí, Loja y El Oro se sienten los primeros efectos por los problemas en su aprovisionamiento.
En esas jurisdicciones territoriales se ha reducido la oferta del combustible, generando los primeros inconvenientes para la ciudadanía y distribuidores. Especialmente en las provincias fronterizas del sur y norte, donde se registran filas para adquirirlo.
Sin embargo, el Gobierno sostiene que la población no debe llegar a un estado de alarma. La razón: supuestamente hay un “stock suficiente” para atender la demanda local. En ese sentido, la Agencia de Regulación y Control Hidrocarburífero explica que el ligero descenso en la oferta del combustible se debe a pequeños atrasos ocasionados por los trabajos de mantenimiento en la Refinería de Esmeraldas.
Esa instalación entró en trabajos de adecuación el 20 de agosto, un proceso que durará 23 días a partir de esa fecha, según la estatal Petroecuador.
Sin embargo, para los distribuidores del producto sí hay líos en la llegada del producto.
De hecho, ayer, en Quito continuaba la venta irregular del producto básico. En el acopio de Agip, ubicado entre la calle Logroño y avenida Amazonas, se redujo el cupo de entrega de bombonas para sus 35 distribuidores.
Un total de nueve camionetas esperaban desde las 07:00 un cargamento aproximado de 600 cilindros gas que, en circunstancias normales, debía llegar en las primeras horas de la mañana. “Las plataformas están llegando tarde desde hace una semana con el cargamento. Eso provoca desabastecimiento que aún no es muy fuerte”, sostiene Geovanny Jácome, controlador de flujos de ese centro de acopio de gas.
Desde hace ocho días en ese punto de distribución el abastecimiento de gas se redujo en casi el 10%. De los 2 200 cilindros de 15 kg que llegaban al día, se redujeron a 2 000. Por ello, el cupo diario para los camionetas que los distribuyen en barrios del norte de la capital también se redujo.
Ese es el caso de Sergio Tapia, quien solo recibe desde hace ocho días 60 de las 100 bombonas diarias que vende. En efecto, aunque ayer Tapia desembarcó los tanques vacíos en ese centro de acopio, no figuraba en la lista de distribuidores que ayer podían recoger los envases llenos.
Como medida de precaución, en ese sitio se decidió que las personas solo pueden comprar hasta tres bombonas. A diferencia de este centro, en otros puntos de la ciudad se optó por no abrir sus puertas. Por ejemplo, el local ubicado en el parque Santa Clara de Millán permaneció con sus puertas cerradas.
Una decisión similar tomó el centro de acopio de San Bartolo, al sur de la urbe, donde tampoco existió atención ni al público ni a los distribuidores.
Entre las medidas que adoptará el Régimen para evitar una posible escasez del producto están la intensificación de los controles en las provincias fronterizas. Allí se presume su contrabando.