Juan Falconí: ‘En política exterior sigue pesando lo ideológico’

Juan Falconí Morales es economista por la universidad de París. Foto: Alfredo Lagla / ELCOMERCIO

Juan Falconí Morales es economista por la universidad de París. Foto: Alfredo Lagla / ELCOMERCIO

Juan Falconí Morales es economista por la universidad de París. Foto: Alfredo Lagla / ELCOMERCIO

Entrevista a Juan Falconí Morales economista por la universidad de París.

¿La tasa de 10 centavos de control aduanero y el alza de aranceles, que implementará el Gobierno, van perfilando una política de comercio exterior igual a la de los últimos 10 años o existe algún cambio?

No hubo una política en comercio exterior en la última década, pero antes tampoco. La prueba es que el 70% de la canasta exportable se compone de 10 o 15 productos. Igual ocurre con la canasta de importaciones. Medidas restrictivas no ayudan a salir de ese escenario. Se debe entender que las importaciones juegan un papel relevante en la actividad económica; de hecho, la industria y los exportadores compran al exterior una gran cantidad de insumos. De ahí que las nuevas medidas podrían tener un impacto negativo sobre el empleo, la economía y los compromisos asumidos con la Organización Mundial de Comercio (OMC). Sobre la nueva tasa no se conoce cómo se aplicará.

El Ejecutivo dijo que subirá los aranceles de 375 partidas hasta el tope permitido por la OMC. ¿Por qué inquieta la medida?

Si una partida tiene el 20% de arancel y se le sube hasta el tope, que puede ser el 30%, no hay problema. El tema es que el Gobierno ha anunciado un arancel mixto, donde además de poner un arancel al valor como mencioné al principio se aplica un monto específico en dólares. Con ello, se podría superar el techo máximo.

Pero textiles y zapatos tienen ya un arancel mixto. ¿Por qué podría haber un reclamo internacional?

Porque suscribimos un acuerdo comercial con la Unión Europea (UE), que entró en vigencia este año y me parece que ese bloque no lo aceptaría fácilmente. No sé cómo le sentará la noticia al bloque del EFTA (Islandia, Noruega, Liechtenstein y Suiza), con el cual buscamos un acuerdo. Es decir, las nuevas medidas plantean riesgos y envían un mensaje negativo. Además, técnicamente tiene efectos que no son convenientes para la reactivación económica que busca el Ejecutivo.

¿El Servicio Nacional de Aduana del Ecuador (Senae) puede fijar tasas?

Sí, por la prestación de servicios, por ejemplo, de almacenamiento. Pero una tasa a todo lo que se importe es otra cosa.

El ministro de Comercio Exterior, Pablo Campana, hizo una gira para abrir nuevos mercados y lograr inversiones. ¿Esas acciones son coherentes con otras que se están tomando internamente ?

Tratar de llegar a nuevos acuerdos comerciales es muy positivo, aunque no se habla, por ejemplo, de la Alianza del Pacífico. En el caso de EE.UU. es bueno buscar un acuerdo, pero es complicado por la posición del Gobierno de EE.UU.

Una de las inquietudes de los países, según el ministro Campana, son los tratados bilaterales de inversión, un tema que está a cargo de Cancillería. ¿Hay un divorcio entre la política exterior del país y la agenda comercial?

Estos tratados eran una suerte de garantía para los países con el fin de proteger sus inversiones. No tenerlos es un problema. Por ejemplo, no sé cómo va a reaccionar el EFTA ahora que no hay un TBI con Suiza. O EE.UU., que debe aprobar la extensión del sistema general de preferencias para Ecuador hasta diciembre. Y el embajador estadounidense en Ecuador dijo que el TBI es un tema que preocupa. Existen zonas grises que deben ser definidas prontamente, ya que si bien Ecuador puede presentar sus puntos de vista para una renegociación inmediata de los TBI, habrá que ver cómo reaccionan los países ante la propuesta ecuatoriana.

¿Cómo afectan esas zonas grises al avance de la política comercial?

Desde el Gobierno anterior no había un enfoque claro sobre la conveniencia de firmar acuerdos comerciales. Hubo manifestaciones frontales de funcionarios de que no era conveniente firmar el acuerdo con la Unión Europea.

¿La decisión de, por ejemplo, privilegiar las reuniones en la Alba evidencia que persiste ese divorcio entre la política exterior y la comercial?

La trascendencia de la Alba en términos de comercio es cero. No sé hasta qué punto sea positivo tener acuerdos con países de esa alianza. Lo que sí debería interesarle al país es profundizar relaciones con México, Chile, Perú. En el Gobierno anterior se sugirió que Ecuador deje la Comunidad Andina de Naciones, algo absurdo dada la importancia comercial de ese bloque y, en cambio, se planteó que el país ingrese al Mercosur cuando países como Uruguay y Paraguay han tomado distancia. Es decir, se quería ir únicamente por razones ideológicas.

¿Esas posiciones ideológicas siguen pesando?

Sí, pero esperemos que cuando se presente un plan económico se defina por dónde transitará Ecuador en materia de comercio. Esto debe estar integrado a la política exterior y, sobre todo, a la política económica. Por ahora no tenemos un plan económico integral, sino un listado de disposiciones, pero que son contradictorias entre sí.

Las restricciones comerciales son necesarias para defender la dolarización, según el Gobierno. ¿La dolarización es un limitante para definir la política comercial y, por ende, el plan económico?

Con la dolarización hemos evitado otros daños, hay que preservarla, pero hay otros frentes donde se debe actuar.

¿Cuáles?

El problema es la política de gasto público sin definición de prioridades. Es positivo construir una hidroeléctrica, pero no siete y seguir vendiendo banano, sombreros y flores. Hay que definir un programa económico, donde empresarios y trabajadores cumplan su papel y donde el Estado defina prioridades y regule la economía de mercado de forma apropiada, sin descuidar la búsqueda de la equidad.

Juan Falconí Morales

Formación. Doctor en Economía por la Universidad de París 1, Pantheon-Sorbonne, Francia. Especialista en Negociaciones Comerciales Internacionales y Macroeconomía.

Experiencia.  Miembro del Grupo Negociador del Acceso de Ecuador a la OMC. Ha conducido negociaciones sobre el sector de servicios con la UE, CAN, EE.UU. Consultor del Banco Mundial (BM), del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Catedrático universitario.

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