Rafael Guerrero: ‘Hay que retomar planes de ayuda en el área rural’

Rafael Guerrero, investigador Centro de acción Popular. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO

Entrevista a Rafael Guerrero, investigador Centro de acción Popular
En el país, 32 de cada 100 ecuatorianos estaban en situación de pobreza en el 2020, pero en el área rural son 48 de cada 100. ¿Qué le dicen esas cifras?
El dato más relevante es que la pobreza rural es mucha más alta que la urbana. Eso ya era así antes de la crisis económica, y se explica porque carece de una serie de servicios de cobertura y de calidad.
¿Se ahondó con la crisis de la pandemia?
Es probable, ya que el Estado ha tenido durante estos años menor capacidad para responder a las demandas sociales por la falta de recursos económicos y porque las políticas de ajuste han reducido los servicios en el campo.
La Cepal advierte que América Latina es la región en desarrollo más afectada por la pandemia. ¿Es el caso en Ecuador?
La pandemia frenó la economía y generó desempleo, aunque el sector agrícola, especialmente el que produce bienes de consumo masivo, se mantuvo activo y no fue por ahí afectado, creo que es más por falta de atención en la cobertura de servicios como salud, educación y seguro social. También por la reducción muy significativa de subsidios que recibía la agricultura de medianos y pequeños productores y por la caída de precios agrícolas, como arroz, maíz, papa y leche.
¿Eso podría explicar el aumento de la brecha?
En los últimos tres años, el Estado cambió la política hacia al campo y afectó gravemente a la agricultura. Además, el mercado nacional se ha visto inundado de arroz peruano, el Estado no pudo controlar y provocó la caída del precio; como consecuencia, se han perdido 100 000 hectáreas. Eso ocurrió con la leche, en la Sierra: el precio cayó porque los industriales empezaron a usar suero de leche y dejaron de comprar a pequeños productores. La competencia peruana también echó abajo el precio de la cebolla.
¿Cuáles son los subsidios que se eliminaron?
Por ejemplo, había un programa de kit agrícola del Ministerio de Agricultura, que le permitía al agricultor comprar el paquete para maíz al 50% y el Estado ponía el otro 50%. El costo de producción de una hectárea de maíz es USD 1 110; de los cuales, 400 se van en semillas. Se mantienen las políticas de fijación de precios de sustentación para arroz, maíz, banano y otros, pero subieron los costos de producción y cayeron los precios. Eso hace que se reduzca el margen de ingresos del productor.
¿Qué particularidad tiene la pobreza de la Sierra?
Los grupos más pobres del Ecuador son las minorías étnicas. Eso significa que la pobreza rural tiene un sesgo racial, los que menores oportunidades tienen de salir de la pobreza, de obtener empleo, salud o seguridad social son los indígenas. El racismo es el que hace que no puedan tener acceso. El racismo produce pobreza y esos grupos indígenas están en la Sierra y la Amazonía.
La bonanza del país, ¿en qué benefició al campo?
Sí lo benefició, si vemos las estadísticas de crecimiento de los últimos 15 años, en soya, arroz, cacao. Pero cuando aparece la crisis, en el 2015, comienzan a faltar fondos para financiar los programas. Lo que se debe hacer es volver a financiar nuevos programas, que deben ser negociados por el nuevo gobierno, con organismos internacionales, para los próximos cuatro años.
¿En cuatro años se puede reducir la pobreza rural?
En cuatro años no se saca de la pobreza al sector rural, es progresivo, se requieren dos cosas: estabilidad política y acuerdo nacional sobre políticas de desarrollo rural, para pequeños y medianos agricultores, y financiamiento.
¿Cómo se logra?
Si toma el índice de pobreza multidimensional del INEC, el 68,7% representa la pobreza rural, eso mide la pobreza por educación, trabajo, salud, seguridad social, hábitat, vivienda; si queremos reducir la brecha tenemos que financiar el acceso a esos servicios. Ecuador necesita tener una política de desarrollo rural sostenida y respaldada por la sociedad.
¿Por qué?
El país tiene que planificar su desarrollo sabiendo que dependerá de la agricultura. Lo que pasó en los años de gobierno de Correa probó que se subestimó la importancia de la agricultura y se dio impulso al cambio de la matriz productiva. Pero eso fue un fracaso y se descuidó al campo.
¿El sector rural ya vivía esa crisis y esa inconformidad se canalizó políticamente, como en las protestas de octubre del 2019?
El sector agrícola es altamente politizado, no solo en la Sierra con el movimiento indígena, sino también en la Costa; todos los cultivos importantes tienen precios oficiales y eso politiza al sector rural. La única manera de resolverlo es que haya un acuerdo en el sector rural y con los partidos políticos de lo que debe ser el desarrollo de la agricultura.
¿Esa realidad ha sido leída adecuadamente en la campaña electoral?
Si se analizan los discursos, lo único que han propuesto es créditos y no han explicado un proyecto de desarrollo de la agricultura. Una cosa es tener un programa y otra, un eslogan para la campaña electoral.
Hoja de vida
Tiene estudios de Filosofía. Miembro del Comité Ecuménico de Proyectos, desde 1989. Investigador del Centro Andino de Acción Popular, desde el 2000. Fue Coordinador del Grupo de Diálogo Rural, del Centro Latinoamericano de Desarrollo Rural.
Cargos. Fue asesor para la formación de organizaciones campesinas. Exsubsecretario de Agricultura Zona 5. Exsubsecretario de Desarrollo Rural del Ministerio de Bienestar Social.