La periodista Manuela Picq dejará Ecuador este 21 de agosto

La periodista Manuela Picq habló de su salida del Ecuador, en una rueda de prensa efectuada por la Conaie. Foto: Alfredo Lagla/ EL COMERCIO

La periodista Manuela Picq habló de su salida del Ecuador, en una rueda de prensa efectuada por la Conaie. Foto: Alfredo Lagla/ EL COMERCIO

La periodista Manuela Picq en su apartamento en Quito. Foto: Alfredo Lagla / EL COMERCIO

Como dicen en español, ‘El bailado nadie me quita’, apunta Manuela Picq, en el departamento que arrienda desde hace dos años en La Floresta.

Y sigue: “Mi relación con el movimiento indígena, con Carlos (Pérez) y con Ecuador son parte de mí. Soy profundamente ecuatoriana, lo cargaré toda la vida conmigo. Pero espero estar de vuelta pronto”.

La mañana de este viernes 21 de agosto, a una semana exacta de que le revocaran la visa 12/8, de intercambio cultural, cuenta que esta tarde dejará Ecuador. Llegó en el 2004 a su primer trabajo: maestra de la Universidad San Francisco de Quito, luego de haber terminado su doctorado. Viajará a Brasil, a Río de Janeiro, un territorio que le permitirá sentirse segura para pedir la visa Mercosur.

"Estoy en un limbo jurídico porque no me deportan ni tampoco me dan visa y me dicen que hice cosas prohibidas, el participar en una actividad política según (Ricardo) Patiño", comenta.

La periodista Manuela Picq habló de su salida del Ecuador, en una rueda de prensa efectuada por la Conaie. Foto: Alfredo Lagla/ EL COMERCIO

Ella se siente molesta porque le acusan de haber dañado el patrimonio histórico, por las declaraciones de esta mañana del Canciller en un canal televisivo. “Creo que en mi presencia en Ecuador he construido. Al revés. Valorar el movimiento indígena es reconstruir el patrimonio cultural y filosófico de este país”.

¿Qué pasará con su relación con el presidente de la Ecuarunari, Carlos Pérez Guartambel? Manuela asegura que será súper difícil para ellos estar separados. “Es difícil para mí dejar a Carlos solo en este momento. Es difícil dejar mi trabajo, empezamos clase la próxima semana en la USFQ, voy a ver si lo puedo hacer por Internet, mi expectativa es regresar pronto. Mi casa se queda aquí, mi vida también, espero estar aquí”.

Su hermana menor vive en Sudáfrica, tiene 35 años. Ella 38. Se siente preocupada por escuchar que le acusan de haber hecho política si su visa era de intercambio cultural.

“Es interesante que me acusen de haber hecho política, soy politóloga, nadie es ángel asexuado, todos tenemos opiniones políticas, más aún los profesionales. Aparentemente la acusación es de haber pensando. No soy electa, soy pareja de Carlos, nunca he participado electoralmente ni me interesa sino el análisis político en Ecuador, la articulación local con lo internacional”.

Manuela Picq siente que aparentemente le acusan de un delito de opinión. “No es un delito pensar ni opinar y menos amar. Soy castigada por ser la pareja de Carlos. Estoy perdiendo la ciudadanía universal que Ecuador garantiza a ecuatorianos y extranjeros, los derechos constitucionales porque los extranjeros tenemos los mismos derechos que los ecuatorianos”.

Tiene claro cuál es el argumento de delegados de Cancillería: Ecuador es un estado soberano y tiene la discrecionalidad para decidir extender, negar o revocar una visa. Por eso, al preguntarle si cree que en el gobierno de Rafael Correa le extenderán una visa Mercorsur, dice que es un decisión interna que deben tomar.

"Decir que la soberanía nos permite decidir si sacamos la visa a quien sea o cuando sea porque nos dio la gana es decir que no hay estado de derecho. Por ser soberano podemos hacer lo que queremos, no solo conmigo sino con todos los ciudadanos del país, es algo con lo que no estamos de acuerdo".

Manuela considera que hay mucha gente en el Gobierno que no está de acuerdo con la pérdida del estado de derecho, cree que habrá negociaciones casa adentro, de la sociedad ecuatoriana, para ver "hasta qué punto nos deshacemos del estado de derecho".

Aproximadamente a las 17:00, Manuela Picq abandonará el país tras ocho años de permanencia. Foto: Alfredo Lagla / EL COMERCIO

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