El anuncio del presidente, de tomar las utilidades de la banca privada para financiar el aumento del Bono de Desarrollo Humano (BDH), se convirtió en un impuesto a los ingresos y a los activos.
El efecto de esta decisión, plasmada en la nueva reforma tributaria enviada con carácter de urgente a la Asamblea, será diferente para cada institución financiera. Aquellas que tengan, por ejemplo, depósitos en el exterior, tendrán que pagar más impuestos, aunque esos depósitos sirvan para financiar operaciones de comercio exterior.
Para el Régimen, mantener recursos fuera del país es un atentado al desarrollo del país. Sin embargo, no considera que el giro del negocio de un banco puede ser el financiamiento de exportaciones o de importaciones, para lo cual se necesita tener recursos en Miami, Panamá, etc.
El Banco Pacífico, por ejemplo, que tiene el 100% de capital estatal, registró USD 254 millones de fondos en el exterior al cierre del año pasado. El total de la banca privada registró USD 2 480 millones.
Si mantener depósitos en el exterior va en contra de la política económica del Régimen, el Banco Pacífico debiera reflejar esa política, ya que está manejado por el propio Gobierno. Incluso Cofiec, otro banco manejado por el Régimen de forma muy alegre, mantuvo fondos en el exterior por USD 197 000 al cierre del 2011.
La reforma tributaria también contempla el cobro del IVA a los servicios financieros, lo cual se traducirá en una reducción de los precios que cobran los bancos a los clientes, es decir, menos ingresos para la banca. Eso no se reflejará en una reducción de precios para los clientes, pero sí más ingresos para el Fisco.
El mayor efecto será el impuesto del 3% a los ingresos gravables, haya o no utilidades. Si bien la banca se encuentra sólida como sector, hay entidades que han visto caer sus utilidades en el último año, sin que haya empezado a regir ninguna reforma tributaria