Corresponsal en Bogotá
Optimismo e incertidumbre se viven en estos días en Colombia por la entrada en vigencia del Tratado de Libre Comercio (TLC) con EE.UU.
En la orilla del optimismo se encuentra el gobierno de Juan Manuel Santos, que ha defendido el acuerdo y ha esbozado los posibles beneficios: generará por lo menos 250 000 nuevas plazas de empleo en un lustro, así como el crecimiento económico y el aumento de un punto porcentual del Producto Interno Bruto (PIB).
“Con el TLC aumentarán nuestras exportaciones, mínimo en un 6 %. Llegará mucha más inversión para la infraestructura, para la industria y para el desarrollo rural”.
Más optimista aún se ha mostrado el ministro colombiano de Comercio, Industria y Turismo, Sergio Díaz-Granados. Así, señaló ayer al diario La República que “en los primeros años las exportaciones crecerán 25% y en una década vamos a triplicarlas”.
Igualmente esperanzado está el gremio de los floricultores colombianos, que en la práctica será el primero que exportará su producción al mercado estadounidense, bajo el esquema del TLC.
El presidente de la Asociación Colombiana de Exportadores de Flores (Asocolflores), Augusto Solano, confirmó que 4 200 cajas se incluyen en el primer embarque que se envía a EE.UU., en el marco del acuerdo comercial y que arriba esta mañana a Miami. El representante también recordó que el 80% de las flores que llega a la primera economía del mundo se produce en las plantaciones colombianas, que generan 150 000 empleos directos e indirectos.
Pero este optimismo contrasta con el pesimismo de empresarios arroceros, de las industrias de lácteos y los avicultores. Los temores para los primeros son los más fuertes, en particular porque el acuerdo autoriza el ingreso de un cupo, en principio, de 79 000 toneladas al año de la gramínea de origen estadounidense, que se incrementará de manera gradual.
En 18 años terminarán las restricciones a las importaciones y esa realidad coloca en vilo a un sector que produjo 2,5 millones de toneladas de arroz el año pasado , según la Federación Nacional de Arroceros de Colombia.
Por su lado, Andrés Moncada, presidente de la Federación Nacional de Avicultores, aseguró que esa industria será la más afectada. “El sector se va a perjudicar por las 27 000 toneladas de cuartos traseros de pollo que entrarán, que significan el 2,5% del total de la carne pollo que se produce a nivel nacional”.
En la misma línea cuestionadora, Amylkar D. Acosta. En la columna publicada en el portal de la Fundación Razón Pública, el ex presidente de la Sociedad Colombiana de Economistas esgrimió sus razones en contra.
“Hace seis años suscribimos el tratado pero no hemos hecho nada: ni infraestructura ni innovación ni oferta exportadora. Pero eso sí, somos un mercado apetitoso para los empresarios de EE.UU. aceptamos todas las condiciones que quisieron ponernos”.