Los importadores, distribuidores y dueños de bodegas y tiendas de licores creen que el nuevo plazo para cumplir con el etiquetado en las botellas es insuficiente.
Los controles de las autoridades para verificar que licores como el whisky, ron, tequila y vodka tengan el nuevo etiquetado debían empezar ayer 23 de enero, pero la Aduana informó que postergó la medida hasta el 1 de marzo. Desde esa fecha se verificará que los licores que se comercialicen en el país cuenten con el nombre del importador, dirección, origen del producto, etc., para evitar el contrabando.
Para Edy Castillo, presidente de la Preasociación de Distribuidores de Licores de Quito, será imposible terminar con el ‘stock’ que tienen los negocios. Dependiendo de su capacidad tienen 500 cajas, 5 000 o más.
“En mi caso, en la Distribuidora Edca tenemos 1 500. Salir de esta cantidad de licor puede tomar, incluso, varios años”.
Con el temor de que les decomisen botellas, varios negocios en Quito no abrieron ayer.
Algunos clientes de estos negocios, entre personas naturales, locales de catering y hoteles han devuelto el licor que no tiene las etiquetas nuevas, lo cual puede ocasionar pérdidas. Algunos sitios han reducido personal.
Esta situación la presentaron ayer en una reunión que mantuvieron los 30 socios del gremio en el Hotel Santa Clara, en el centro de Quito. Allí una comercializadora sostenía que el destino de su negocio sería el cierre, debido a que si no sale del ‘stock’ será difícil que vuelva a comprar botellas con las etiquetas nuevas.
Algunos locales, sin embargo, ya contaban con las nuevas etiquetas, entre ellos La Guardia y Súper Liquors, de la importadora Cordovez. En las botellas de Chivas Regal y Something Special se observaba la etiqueta en la que constaba el nombre del importador y su dirección en Ecuador.
Sin embargo, también existían otras botellas que no contenían el nuevo rotulado. Según el importador José Vergara, de Súper Liquors, es complicado que los productores hagan una etiqueta especial para el país.
“La empresa de whisky escocés que me vendía me iba a cobrar USD 5 más por botella. Es imposible asumir ese costo porque no se puede trasladar a los clientes, ya que ahora, tras los impuestos y aranceles, el valor es muy alto. Ya no importaré más este tipo de licor”.
Mientras que su compra de ron, tequila y vodka, tres variedades de licor sobre los cuales también se aplica la norma de etiquetado, se aplazaría hasta que haya claridad sobre el tema. Aún tiene inventario y calcula que, de no poder venderlo, las pérdidas ascenderían a USD 350 000.
Espera que la Aduana permita que se reetiqueten todas las botellas compradas con anterioridad, ya que fueron adquiridas legalmente y han pagado impuestos. Una petición similar es la de los comercializadores asociados y de otros negocios como la Bola de Oro.
Susana Ruiz, propietaria del almacén, señaló que solo comprarán licor con etiquetas. Por ahora es muy reducido el número de importadoras que las tienen. “Algunas de estas empresas, como la que traía whisky Nobilis desapareció”.