María José Troya: Los colores en las etiquetas son una alerta para los usuarios

Hoja de vida
Su experiencia.  María José Troya es la directora ejecutiva de la Tribuna Ecuatoriana del Consumidor y Usuarios. Está en su cargo desde 1997. Es doctora en Jurisprudencia. Fue  parte  de la Asociación Mundial de Consumidores.    
Su punto de vista.   Es indispensable que se detallen  las especificaciones de los productos que consumen los usuarios para que puedan determinar si son o no riesgosos para su salud. Los semáforos le alertan de la calidad de los productos.

El Ministerio de Salud está por publicar un reglamento sobre la incorporación de etiquetas de colores en los alimentos procesados. ¿Cuál es su lectura sobre el beneficio al consumidor?

De acuerdo con la Ley Orgánica de Defensa del Consumidor y lo previsto en la Constitución, los consumidores tenemos derecho a una información veraz y oportuna sobre lo que adquirimos. Es importante que tengamos información sobre el impacto de los alimentos en la salud.

El borrador de reglamento dice que en las etiquetas se deberá colocar las cantidades de nutrientes, pero eso ya existe ahora. ¿Por qué insistir en lo mismo?

En la etiqueta existe una descripción que muchas veces no es apreciada por los consumidores.

¿En qué sentido?

Los consumidores no están leyendo las etiquetas. La colocación de la simbología (a la que hace referencia el reglamento) es una alerta para los consumidores sobre las características de los productos. Esto tiene como objetivo fundamental evitar el consumo de productos nocivos para la salud, o que podrían llevar a tener obesidad en el largo plazo.

¿Por qué la gente no lee la información nutricional que tienen las etiquetas?

En ocasiones se dificulta por el tamaño de la letra. Si eso se facilita se puede elegir mejor un producto, como ocurrió, por ejemplo, con las cajetillas de cigarrillos. Con las imágenes sobre las consecuencias de fumar se intenta disuadir a la gente que consuma cigarrillos. Informar a la gente sobre las consecuencias de su consumo es una tendencia mundial, para que, a partir de eso, tome sus propias decisiones.

¿Los términos utilizados en las etiquetas, sobre la información nutricional, también pueden influir?

Hay diferentes motivaciones. En parte tiene que ver con la falta de conocimiento y de educación para leer las etiquetas de los productos. Pero cuando la información es más clara la gente va a tener más posibilidad de tener un mejor conocimiento sobre los nutrientes de un alimento.

¿En qué varía la información que ahora contienen las etiquetas con la que solicitará el Ministerio?

Ahora se plantea una información mucho más gráfica.

Mientras se aprueba el reglamento, ¿cómo saber cuáles productos son sanos?

En la etiqueta está el valor nutricional de los productos y ahí se dice el porcentaje de los nutrientes, que se calcula para una dieta de 2 000 calorías. Por ejemplo, si en una etiqueta dice que tiene el 14% de grasa, significa que al consumir ese producto, el usuario se está comiendo, por ejemplo, el 14% de la grasa que podría ingerir durante el día.

¿La implementación de los colores verde, amarillo y rojo puede reducir la venta de ciertos productos?

Puede ser que sí. Pero la medida se enfoca en una racionalidad en el consumo. Si un consumidor, por ejemplo, está consciente de su sobrepeso y observa un producto con mucha grasa, de pronto no compra porque le afecta.

Ahora, existen productos cuyos ingredientes esenciales son grasas y deberán tener etiquetas rojas o amarillas. Algunos fabricantes de esos productos dicen que estarían motivados a quitar la grasa a sus productos, pero ya no sería lo mismo.

Nadie dice que se quite la grasa. La idea no es cambiar la naturaleza del producto. Todos, de alguna manera, sabemos que las papas fritas o los chocolates tiene grasas y engordan más que las manzanas. Todos sabemos cuáles son los productos que más engordan o que tienen un efecto nocivo. Los alimentos no son malos en sí mismos. El consumo en exceso de determinados ingredientes provocan los efectos nocivos. Cuando se ingiere una cantidad mayor a la necesaria comienzan a producirse problemas de obesidad, de diabetes, del corazón, etc.

¿Con esta nueva normativa saldrían aventajados los productos ‘light’?

De pronto sí, pero no hay una unidad de criterios sobre este tema. Por ejemplo, en el mercado encontramos aceites ‘light’, pero por definición no existen aceites ‘light’, es aceite. Hay algunos que son de mejor calidad, pero desde el punto de vista de calorías son iguales. La importancia del reglamento es que todos los productores den información veraz. Hay casos donde el detalle de un producto dice que no tiene azúcar, pero los datos no son claros.

Empresarios observan que el reglamento habla solo de nutrientes y no de calorías.

Los nutrientes se ubican dentro de los alimentos. Por ejemplo, los carbohidratos están dentro de los azúcares y la grasa y azúcares dentro de las calorías. El tema de colorantes y preservantes forman parte de otra normativa.

¿Cómo se trata este tema en otros países?

A escala mundial se está haciendo una lucha contra la obesidad. En todas partes del mundo se están tomado medidas para controlarlo, especialmente en niños y jóvenes. Además, para la Organización Mundial de la Salud en un tema de salud pública.

¿Qué ejemplo hay de regulación nutricional?

En México, la Asamblea acaba de dar su apoyo al semáforo nutricional. Esto es una corriente mundial de lucha contra la obesidad de diferentes maneras. En Nueva York se prohibieron las grasas trans y ahora hay limitaciones para la venta de gaseosas, con un máximo de medio litro.

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