Una pizarra ubicada junto al área de supervisión de la empresa Continental Tire Andina permanecía ayer sin órdenes de trabajo. En la mañana de ayer solo 60 máquinas de las 110 existentes operaron con normalidad.
El resto se sumará hasta el martes próximo. La obrera Cristina Coronel ingresó al turno de las 06:00 de ayer y se encontró con que había máquinas sin funcionar. Por ello no pudo laborar en el área de pestañas (relleno de la llanta), en donde trabaja desde hace 10 meses.Su prioridad fue recoger toda la materia prima (caucho) que estaba regada en el piso. En total, los obreros recogieron 400 toneladas de caucho y bandas de lona que estaban en mal estado y que no se utilizaron durante los 77 días que duró la paralización.
A pocos pasos de este lugar estaba Édgar Cáceres, quien trataba de recuperar parte de la materia prima. Llevaba puesto un cinturón industrial como prevención de lesiones, pues debía hacer mucha fuerza para desprender el caucho de un gran rodillo para volverlo a procesar.
Mientras Cáceres desenrollaba el caucho con el apoyo de dos compañeros, decía que esperaba recuperar la mayor cantidad de materia prima para evitar que las pérdidas aumenten. Se preguntaban a cuánto ascenderán las pérdidas económicas.
Israel Rosales también revisaba el material adhesivo para elaborar llantas para camiones. Al mirar las etiquetas de color blanco y letras negras pequeñas se percató que el producto, que recibió el 7 de julio último (día en que se inició la huelga), expiró el pasado 10 de ese mes.
En el interior de la planta subió la temperatura por el funcionamiento de las máquinas. Los obreros lucían camisetas azules de manga corta y jeans, así como protectores para los oídos.
En otra área de la planta, Fernando Ullauri estaba semirrecostado limpiando una máquina. Luego debía calibrar la parte electrónica y arreglar su funcionamiento mecánico.
A Ullauri le tomó ocho horas para que la máquina estuviera operativa y en perfecto estado. Se prevé que funcione desde hoy.
En la planta también se escuchaba que el gerente de Producción de esa unidad, Fabián Jerves, motivaba a sus colaboradores. “Somos un equipo y este tiempo de paralización debemos recuperarlo para estar unidos y hacer felices a nuestros seres queridos”, decía al recorrer los pasillos.
En la denominada planta dos de la empresa, el ambiente era distinto. Los trabajadores daban los arreglos finales a las llantas que quedaron en la etapa final antes de la huelga. De igual forma Cecilia Valdivieso, gerenta de Producción de la planta dos, intentaba contagiar el entusiasmo por retomar las actividades porque el objetivo trazado era incrementar la producción diaria de las 6 500 a las 7 000.
El obrero Luis Alberto Lojano, quien tiene capacidades diferentes, explicaba con señas que su responsabilidad es separar las llantas por tamaños.
Mientras que John Arévalo, del área de acabado final, no tuvo problemas en cumplir con sus tareas. Minuciosamente inspeccionaba que los neumáticos no tuvieran defectos, de lo contrario utilizaba la rebarbera para dejarla lisa. Es uno de los pasos previos para que las llantas salgan al mercado.
Manuel Siavichay solo pudo hacer un trabajo a medias. Él aprovechó la materia prima que hay en stock para colocar las capas respectivas de caucho para la fabricación de los neumáticos. Necesitaba más materia prima.
Siavichay, quien labora desde hace 15 años en la empresa, asegura sus guantes porque decía que son tantos días que no ha trabajado y sentía un poco de temor de operar la máquina.
Al transcurrir los 20 minutos, Siavichay reflejaba en su rostro la alegría de haber retomado sus labores y de saber que pronto cobrará su sueldo para cubrir los gastos de su familia.
La escasez seguirá un mes más
Los comercializadores de neumáticos aseguran que pese al levantamiento del paro de la llantera Continental Tire Andina el desabastecimiento de unidades continuará en la próximas semanas.
“La fábrica apenas tiene un día de operación por lo que no se puede decir que haya normalidad en el mercado de llantas. Para ello habrá que esperar por lo menos un mes”, señaló Amparo Brito, jefa de ventas de la comercializadora de neumáticos Re Japón.
Durante el paro de Continental Tire (ex Erco), distribuidoras y comercializadoras como Moya Baca se quedaron con un reducido número de llantas, lo que produjo un desequilibrio en sus negocios. Allí solo contaban con 1 700 llantas al mes cuando en ese período necesitaban vender 2 000 para que el negocio sea rentable.
De acuerdo a la Cámara de Transportes de Pichincha, la escasez de llantas provocó que en los últimos dos meses los costos se hayan incrementado en un 15%.
“La más barata se encuentra en USD 550, pero puede llegar a costar mucho más dependiendo de la calidad. Las Michelin, por ejemplo, tienen un costo promedio de USD 750”, dijo José Santamaría, dirigente de este gremio.
Él asegura que la afectación es alta debido a que los transportistas tienen que cambiar cada nueve meses seis ejes de cada unidad.