La oferta de bebidas alcohólicas se amplió en establecimientos como Supermaxi. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO.
El mercado de licores experimenta este año dos comportamientos en el país. Por un lado se observa un crecimiento de las importaciones y, por otro, una contracción en las ventas de la industria formal.
Entre enero y noviembre pasados, Ecuador adquirió USD 53,51 millones por concepto de bebidas alcohólicas importadas. Esa cifra representó un aumento de USD 17,65 millones (49,2%) con relación al mismo período del 2017, de acuerdo con el Servicio Nacional de Aduana del Ecuador (Senae).
Durante este año, el 47% de las importaciones correspondió a licores procedentes de los países europeos. El resto se repartió entre las bebidas que arribaron de Estados Unidos, Chile, Argentina, Centroamérica, entre otros mercados.
Según el presidente de la Asociación de Importadores de Licores de Ecuador, Felipe Cordovez, los licores europeos se consolidan como un actor importante frente a los tradicionales como Chile y Argentina. “La compra de bebidas a Europa subirá 100% este año”.
El 2018 aumentó el número de competidores y, en consecuencia, cayeron los precios, dice Cordovez. La reducción promedio es del 17% y “solo por competencia”. En el 2017 los precios bajaron por la disminución de los aranceles y la eliminación de las salvaguardias. “Ahora, el consumidor tiene mejores opciones”.
En los locales comerciales como Supermaxi, la oferta se diversificó. De acuerdo con Corporación Favorita, la apertura del mercado europeo permitió que la oferta se amplíe en categorías como gin, whisky, espumantes, vodka y vinos. “No somos importadores de licores, salvo una marca de vinos chilenos y otra de argentinos, pero el mercado se ha diversificado y dinamizado en los dos últimos años”, anotó el corporativo vía correo.
El crecimiento de las importaciones, principalmente, desde Europa es uno de los factores que afecta este año a la industria nacional, según el presidente de la Asociación de Industriales Licoreros del Ecuador, Nixon Vergara.
Él señala que, si bien el número de botellas marcadas en el proyecto Simar (Sistema de Identificación, Marcación, Autentificación, Rastreo y Trazabilidad Fiscal) aumentó con relación al 2017, las ventas en la práctica se redujeron.
Vergara sostiene que el descenso en las ventas de las empresas formales nacionales oscila entre el 18% y 20% con relación al año pasado.
Para el representante gremial, la industria se ve afectada por la llegada de más producto importado, principalmente, desde Europa, que tiene precios bastante competitivos, “incluso menores que los productos ecuatorianos”.
El otro factor, agrega Vergara, es la informalidad en la producción de aguardientes que se venden sin control, además del contrabando. “Eso nos complica porque las industrias formales no tenemos mucho rango de acción para reducir los costos y bajar los precios”.
La caída en las ventas, de acuerdo con el presidente de la Asociación de Industriales Licoreros del Ecuador, se evidencia más en categorías como whisky o vodka que se embotellan en el país y que ahora tienen más competencia. Pero también hay descensos importantes en aguardientes.
Jorge Talbot es gerente de la Embotelladora Azuaya (licor Cristal). Según él, si bien el sector formal que fabrica licores en el Ecuador experimentó un descenso, su empresa ha logrado mantenerse en ventas, aunque no especificó cifras.
Señala que para lograr este resultado impulsaron la innovación y diversificación en sabores y presentaciones y optaron por las promociones. Esta empresa cuenta con cerca de 20 tipos de productos, de los cuales ocho pertenecen a la línea de aguardientes. El resto son whisky, vodka, gin, bebidas Ready-to-Drink (RTD), entre otras variedades.
Talbot dice que el aguardiente tiene problemas por los productos informales, que no pagan impuestos. “Un litro de aguardiente de finca informal cuesta USD 1,50 y una botella de las industrias mucho más”.
Las ventas de Desarrollo Agropecuario (Ron San Miguel) también se han mantenido. Según su gerente, Claudio Patiño, se compite con calidad para que el consumidor no busque otras opciones. Además, optimizaron costos, “sin sacrificar la calidad”.
Otra opción fue llegar a nuevos nichos de mercado en el país y en el exterior. Envían rones a Chile, EE.UU. y China y hacen trámites para ingresar sostenidamente a Europa. “Las ventas al exterior aún son marginales”, cuenta Patiño. Desarrollo Agropecuario elabora San Miguel Silver y Oro, 5 años, 7 años, mojitos, daiquirí, whisky y ediciones especiales.
Vergara prevé que en el próximo año la situación persista porque seguirá llegando más licor importado.