La voz de alerta fue dada a las 09:15. Los 600 trabajadores que laboran en la ampliación de la Refinería de Esmeraldas fueron conducidos a la entrada principal de la planta.
En su interior no se soportaban los gases tóxicos. Los obreros de las dos compañías que trabajan en la obra civil permanecieron en el sitio hasta el mediodía.
El trabajador Darío C. señaló que fue necesario dejar las áreas de trabajo hasta que el fuerte olor se disipara en el ambiente. En la Refinería hubo hermetismo.
Unos fueron enviados a sus casas y retomaron su labor a las 14:00, aunque en la entidad se negó que haya ocurrido esto. Nadie estaba autorizado para dar información sobre el incidente.
Cerca de la garita, ubicada junto a la central eléctrica Termoesmeraldas, los guardias del complejo industrial impedían el paso vehicular y peatonal.
La paralización abrupta de las unidades de la planta refinadora se habría dado por el corte del fluido eléctrico, generando la liberación de gases a la atmósfera, según un grupo de trabajadores.
Los detalles técnicos que originaron la suspensión el suministro eléctrico no se dieron a conocer. Los técnicos realizaban el análisis en las unidades hasta ayer en la tarde. El Superintendente de la Refinería Esmeraldas, Carlos Quinde, informó que la provisión de combustibles no se verá afectada por este incidente. Existe almacenamiento suficiente para atender la demanda nacional.
Ayer empezó el arranque de las unidades FCC, que son el corazón de la planta. Ahí se producen todas las gasolinas y las 450 toneladas métricas de gas licuado de petróleo (GLP).
Los habitantes de los barrios Lucha de Los Pobres, 15 de Marzo, La Florita y Propicia 4, se alarmaron por la emisión gases. El olor penetrante, presumiblemente azufre, generó preocupación.
El apagón afectó a la producción de derivados del petróleo. Las pérdidas económicas por la paralización aún no se revelan.