El sector informal y el subempleo se han convertido en la válvula de escape para quienes no obtienen un puesto de trabajo estable, donde se respete las 40 horas semanales y se paguen al menos USD 240 mensuales.
En ese grupo que no encuentra oportunidades, los menos favorecidos son los jóvenes, entre 15 y 28 años, quienes deambulan por las calles vendiendo cualquier cosa porque la mayoría de las puertas de empresas privadas se encuentran cerradas.
Incluso ni el subempleo ni el sector informal alcanzan a cubrir la demanda laboral. En marzo pasado, 418 000 personas estaban en el desempleo, es decir 9,1% de la Población Económicamente Activa. A esa misma fecha, la tasa de desempleo en la población comprendida entre 15 a 28 años fue del 18,4%, la mayor tasa registrada desde que se empezó a medir este indicador con una nueva técnica.
El desempleo juvenil no es un problema exclusivo de Ecuador, sino mundial. Pero la diferencia es que aquí se está profundizado. En los últimos tres años, Ecuador pasó por una bonanza económica (2007-2008) y una crisis relativa (2009), pero en las dos etapas no se pudo frenar el desempleo, es más se agudizó.