Soledad Peñafiel permanecía ayer a la “caza” de una oportunidad de trabajo. Aferrada a una carpeta manila donde guardaba su información personal centraba su mirada a todo aquel que ingresaba al recinto ferial de Durán.
A las 09:00 de ayer, dos horas y media después de llegar al lugar, vehículos de prensa y de autoridades de la Cámara de Comercio de Guayaquil (CCG) ingresaron al complejo para hacer la presentación oficial de la tradicional feria, que se iniciará este viernes.
Soledad, de 20 años, viuda y con un bebé que dejó al cuidado de un conocido, intentó que alguien recibiera su carpeta. “Aquí me quedo hasta encontrar un trabajo, si no es de modelo, aunque que sea para limpiar o vender”, dijo ella, quien lleva cinco días probando suerte en el mismo sitio, pero sin éxito.
A su alrededor, medio centenar de jóvenes trataban de protegerse del calor. Incluso, los sobres manilas sirvieron para cubrir sus rostros. A Jéssica Vaca, de 28 años, le sorprende no haber conseguido un contrato por los 10 días que dura la feria. El año anterior sí tuvo suerte y por el equivalente de un salario básico atendía en uno de los pabellones comerciales. “No sé qué pasa que ahora hay menos aceptación”.
Libny Peláez es la más joven del grupo, que mata el tiempo conversando sobre sus necesidades. Tiene 18 años y desea ayudar a sus padres en los gastos del hogar.
Los varones, en cambio, voceaban sus capacidades para aplicar a una plaza de trabajo. “Desde modelo a cargador, aproveche esta pinta para cualquier trabajito”, gritó Ronny Álvarez.
La feria de Durán no solo es el sitio de mayor concentración de negocios, sino de desempleados. Del 1 al 10 de octubre próximo, la jornada de exposición y venta de productos y servicios generará al menos 5 000 plazas de empleo directo. El inconveniente es que hace un mes los organizadores ya contrataron a su personal. Sin embargo, si a alguno de los 500 expositores le falló un trabajador, pueden elegir de quienes permanecen en los exteriores del recinto.