A propósito de la presente campaña electoral que, entre otros apoyos para algunos candidatos presidenciales, han ubicado a aquel que se refiere a la eliminación del Impuesto a la Salida de Divisas, me aparecen dos reflexiones: Si el aludido impuesto apunta a disminuir el flujo de dinero hacia el exterior, deseable es entonces que su recaudación no forme parte del gasto presupuestario del Estado, sino que se la mantenga en alguna cuenta de reserva o contingente, para suplir una eventual escasez de la moneda americana.
De otra parte, así como rige un tributo por el dinero enviado al exterior, por correspondencia, debería haber una gratificación para aquel que, por el contrario, es traído.