El desabastecimiento de neumáticos para transporte pesado se siente con fuerza en las principales ciudades del país, como consecuencia de la paralización de la planta de la ex ERCO en Cuenca.
El conflicto laboral que no se soluciona desde hace dos meses en la única fábrica de llantas para este tipo de vehículos ha dejado a los distribuidores y a los transportistas en aprietos.
Según Sebastián Serrano, gerente de uno de los locales de MoyaBaca en Quito, hoy no existen en el mercado llantas para camiones, buses y camionetas.
“Los transportistas tienen la posibilidad de importar llantas sin aranceles, pero al no tener grandes capitales, no pueden importar mucho. En cambio a nosotros, nos resulta muy costoso importar ese tipo de llantas, ya que el Gobierno impuso hace poco un arancel según el peso. Y, estas, al ser muy pesadas, se encarecen”.
Para Ampara Brito, jefa de Ventas, de ReJapón Llantas y Servicios, el mercado se ha visto afectado hasta en un 70%. “Importar es más caro hasta en un 30%. Y el problema adicional es que no se encuentran llantas para la topografía exacta del Ecuador. Por eso, el cierre de la planta de ERCO afecta, porque su producto está estudiado para nuestro medio”.
Ante esto, la oferta de llantas chinas, más baratas en un 15% que la nacional (aunque ahora, por la escasez se vende al mismo precio, según Serrano), coreanas, taiwanesas y tailandesas están ocupando las perchas, pero no alcanza a cubrir la demanda.
En Guayaquil, la situación es similar. La comercializadora de Continental Tire Andina, en el norte de la ciudad, ya no tiene en su ‘stock’ llantas nacionales (General Tire y Continental). Denis Manso, jefa de patio de la distribuidora, dice que ahora solo ofrecen los servicios de alineado, balanceado y chequeos. “Si los clientes quieren llantas importadas deben pagar entre un 20 y 30% más. Por eso no lo prefieren”.
Manso añade que por la paralización de la fabrica en Cuenca ya no tienen llantas en inventario y que ahora están preocupados por los contratos que tienen con varias compañías para cambiar sus llantas. “Hicimos un contrato para cambiar las llantas de 56 camionetas de las cuales solo pudimos atender a cuatro. Esperan que llegue nueva mercadería porque no quieren importadas”.
En la importadora de llantas Andrés Borbor, la situación se repite. Sus ejecutivos de ventas explicaron que ya no hay llantas nacionales y que solo pueden ofrecer chinas, japonesas y otras. Manzo añade que ni siquiera con descuentos los clientes quieren llevar las importadas.
Sin embargo, para Renato Chávez, presidente de la Asociación Ecuatoriana de Transportadores Internacionales por Carretera, no solo la paralización en la planta la ex ERCO ha afectado en sus costos, sino también las restricciones arancelarias, con más impuestos, a la importación de neumáticos. “Antes se compraba una llanta buena en USD 220, ahora se paga hasta los USD 400”.
Brito, además, afirma que los trámites para importar llantas son engorrosos y con muchos requisitos por cumplir. Por esa razón prefieren no importar.
El caso ERCO sigue entrampado
Ambos bandos se delegan las responsabilidades para la terminación de la huelga en la planta de Continental Tire Andina, en Cuenca. Tanto los trabajadores paralizados desde el pasado 7 de julio, como los directivos, aseguran que la finalización del conflicto depende de su contraparte.
Según el abogado del Comité de Empresa, Patricio Ortiz, la sentencia emitida la semana pasada por el Tribunal de Conciliación, indica que los directivos de la empresa deben acoger las demandas de los trabajadores. Estas incluyen un aumento salarial retroactivo del 6%, mantenimiento de la jornada laboral en siete horas y media, pago por los días de huelga, etc. Además, reclaman otro incremento de USD 56,57, por lo que declararon esta semana un nuevo paro.
De su parte, los directivos argumentan que esa misma sentencia implica la devolución inmediata de la planta paralizada durante dos meses, según explica su gerente financiero Darwin Zabala.
La compañía mantiene su propuesta de un bono de USD 1 000 y un incremento del 16%, a cambio de 30 minutos más en la jornada laboral y mantener en funcionamiento la planta en los días feriados. Los huelguistas rechazaron esta propuesta. Mientras esas negociaciones se mantienen sin avances, un grupo de 700 trabajadores que no pertenecen al Comité de Empresa, exigen la reapertura de la fábrica y el reinicio de la labores. Red. Cuenca