La oficina de venta de pasajes de Ícaro en el aeropuerto Mariscal Sucre permanecía sin personal la mañana de ayer sábado. Adentro no había publicidades de vuelos ni de ofertas. En un modesto anaquel del fondo aparecían desconectados un radiorreloj despertador y un radiotransmisor.
Tampoco había una fila de pasajeros afuera de la ventanilla como sí sucedía en las ventanillas de las otras aerolíneas que cubren rutas a escala nacional como AeroGal, LAN y Tame.
En contraste con el silencio del puesto de Ícaro, en los otros ‘counters’ los empleados trabajaban rápidamente ante la alta demanda de pasajes sobre todo a Guayaquil. Varios de los clientes, pertenecientes a esa ciudad, buscaban desesperadamente un asiento para llegar al Puerto Principal y presenciar el clásico del Astillero, a jugarse en pocas horas.
En la sala de preembarque de la terminal nacional, la pantalla que señalaba las futuras salidas advertía solo de un vuelo de Ícaro a las 14:00 con destino a Manta.
Sin embargo, una luz roja intermitente daba cuenta de que este se encontraba cancelado.
“La empresa no vuela desde hace más de un mes”, daba cuenta el encargado de seguridad de la terminal. En ello coincidía el personal de turno del Consejo Nacional de Aviación Civil y empleados de otras aerolíneas que este Diario consultó pero que prefirieron no ser citados.
Son más de siete semanas de inoperatividad. Desde el 2 de octubre pasado la línea aérea de bandera nacional reportó un problema en el motor de su único avión, que realizaba las dos únicas rutas hacia Manta y el Coca.
En esa ocasión, Ícaro no dio a conocer cuando retomaría los vuelos y, sorpresivamente, durante el feriado por finados y fiestas de Cuenca vendió un vuelo completo Quito-Manta-Quito.
La salida hacia el puerto manabita se cumplió, pero el retorno a la capital no por lo que decenas de pasajeros fuero perjudicados.
Ante ello, el director del Consejo Nacional de Aviación Civil, Carlos Jácome, indicó a inicios de esta semana que se tomarán acciones legales contra la empresa porque estaba impedida de realizar algún tipo de negocio.
La situación jurídica de Ícaro permanece igual: está en proceso de liquidación y pese a las expectativas de inyección de nuevos capitales extranjeros, que anunciaron sus autoridades, no se ha dado nada en concreto.
Por el contrario, ayer trascendió entre fuentes del sector aeronáutico que había iniciado el proceso de liquidación de su personal incluyendo a sus pilotos.
Cerca de 200 metros al sur del aeropuerto Mariscal Sucre, la oficina matriz de Ícaro también permanecía cerrada, a diferencia de las oficinas de otras aerolíneas como AeroGal.
Al interior del local, el personal de seguridad indicó que cualquier tipo de información la podría dar Manuel Espín, liquidador de la compañía a partir del día de mañana.
Este Diario buscó ayer la versión del gerente de la empresa, Guido Saltos y del vicepresidente de Operaciones, Esteban Saltos, respecto al tema pero no consiguió ninguna respuesta.
La página electrónica de Ícaro tampoco estaba en funcionamiento, ni la línea directa de atención al cliente.
En junio pasado, la junta de accionistas de la empresa pidió su disolución a la Superintendencia de Compañías. El proceso se prevé que demore al menos un año.