La venta directa de gas se extiende a cinco puntos de Quito a partir de hoy: las tribunas De los Shyris y Del Sur, el mercado de la Ofelia; el iglesia de Calderón y el antiguo peaje en Guamaní.
El operativo que puso en marcha el Gobierno el lunes pasado, para frenar la escasez de gas, resultó insuficiente. Cientos de quiteños tuvieron que esperar hasta cuatro horas por un cilindro.
La paradoja: por las fronteras norte y sur del país se siguen fugando diariamente miles de tanques, pese a los operativos de la Policía y las autoridades de hidrocarburos, que no logran eliminar el gran incentivo del contrabando: la gran diferencia de precios.
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Mientras en Ecuador el precio oficial de la bombona de 15 kilogramos (kg) es de USD 1,60, en Colombia llega hasta USD 20.
Según datos de la Policía Nacional en Carchi, el gas subsidiado ecuatoriano circula por 37 pasos clandestinos de la frontera norte y cerca de 500 familias de Tulcán participan de la actividad ilegal.
La empresa Energas de Colombia realizó un estudio donde se evidencia que 26 000 cilindros de gas ecuatoriano subsidiado ingresan mensualmente en forma irregular a Colombia. Ello implica para el Estado unos USD 4,5 millones al año, solo en Carchi.
Pero a escala nacional ese monto es mucho mayor. Proyecciones de Petroecuador, de la Organización Latinoamericana de Energía y del Ministerio Coordinador de la Producción señalan que entre el 5% y el 22% del producto disponible en Ecuador se fuga por las fronteras. Es decir, entre USD 30 y USD 127 millones anuales.
En Ipiales, el gas subsidiado ecuatoriano se comercializa de forma clandestina en tres barrios de alta peligrosidad, según la Policía Fiscal Aduanera colombiana (Polfa). Este es transportado en bicicletas, motocicletas, cajuelas de automotores y a lomo de burro.
La Polfa sostiene que los contrabandistas realizan entre tres y cuatro viajes diarios entre Tulcán e Ipiales y viceversa por el puente de Rumichaca, movilizando una bombona en cada recorrido. Cuando son sorprendidos, argumentan que es para uso familiar.
La Agencia de Regulación y Control Hidrocarburífero Norte informó que entre Tulcán e Ipiales, los contrabandistas movilizan diariamente en un automotor cinco cilindros de gas en la mañana y otros cinco en la tarde, además de gasolina o diésel en tanques adaptados. Estas tareas les deja una ganancia de USD 3 000 mensuales, convirtiéndose en un negocio sumamente rentable.
Un escenario similar se vive en la frontera sur. Mientras en Huaquillas (El Oro) un cilindro de 15 kg se vende hasta en USD 2,50, en Perú el precio normal de la bombona de 10 kg es de USD 13.
Un promedio de 100 tanques diarios embarcados en triciclos, bicicletas cruzan sin cesar los cuatro metros de ancho del canal internacional de Zaruma, desde Huaquillas en Ecuador para ser comercializados de manera ilegal en Aguas Verdes, Perú, según datos de la Policía Nacional.
Con el contendido de dos cilindros ecuatoriano, el contrabandista llena artesanalmente tres cilindros en Perú, donde los cilindros son más pequeños. Tienen capacidad para 10 kilos y llegan a venderse hasta en USD 11.