La directora gerenta del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, dio a conocer ayer que Argentina ya tiene “tarjeta amarilla” y cuenta con tres meses para poner sus estadísticas oficiales en orden o recibirá una “tarjeta roja”.
El FMI dio plazo hasta diciembre al gobierno argentino de Cristina Fernández de Kirchner para resolver ese conflicto, “así que tiene la tarjeta amarilla y tres meses para evitar la tarjeta roja”, reiteró Lagarde en metáfora futbolística.
Días atrás, el organismo criticó a Argentina por “la falta de avances suficientes en la implementación de las medidas de compensación” para los datos estadísticos y se quejó porque el país no está“cumpliendo con sus obligaciones” .
Si Argentina no cumpliera con los requerimientos del FMI hasta la fecha límite, del 17 de diciembre, la nación del Cono Sur podría ser “censurada” , sanción que nunca se utilizó para otro país miembro.
Según sus estatutos, el FMI puede emitir una “declaración de censura” para aquellos países que no cumplan en proporcionar la información o brindar informes inexactos.
La advertencia de Lagarde coincidió con la difusión de nuevas cifras polémicas por parte del ente estadístico oficial de Argentina (Indec) .
El Indec informó ayer que si una persona tiene ingresos equivalentes a 13 pesos argentinos por día (algo menos de tres dólares) ya deja de ser considerada pobre.
En un bar céntrico de Buenos Aires, una bebida gaseosa o un café capuchino cuesta alrededor de 13 pesos, el mismo valor para cinco viajes en el metro o subterráneo como lo llaman los argentinos.
Con el monto de 13 pesos, el Indec manifestó que una persona dispone de recursos para comer, vestirse, viajar, pagar el alquiler, los gastos de la vivienda, de salud y de educación, y hasta hacer alguna actividad de esparcimiento.
La cifra, según la oposición y la prensa que se opone al gobierno de Fernández, “es ridícula y está peleada con la realidad económica del país” .