El sexto eje de la reforma laboral

César Augusto Sosa 
Editor de Negocios (O)

El Gobierno sacó de la manga una reforma laboral que en el mejor de los casos podría mantener los empleos existentes, pero poco o nada hace para generar nuevos puestos de trabajo en una sociedad que demanda empleo formal.

En cambio, y de forma muy disimulada, incluyó un artículo que desaparece la obligación del Estado de cancelar un porcentaje fijo al Seguro Social -40% hasta ahora- por concepto de pensiones.

De aprobarse la reforma laboral, el Estado podría fijar un porcentaje menor y no habría fuerza legal para hacerle cumplir su obligación actual.

La explicación de este cambio es para ilusos. El titular del IESS sostuvo que de existir un déficit para el pago de pensiones y que supere el 40%, el Estado podrá cubrir esa diferencia. Pero ese argumento desconoce la histórica relación entre el Estado y el IESS, donde el primero ha intentado pagar lo menos posible al Seguro Social.

En la campaña mediática del Régimen sobre la reforma laboral, que empezó el 15 de noviembre en Guayaquil, no se mencionó el tema de las pensiones. Las autoridades prefieren hablar de temas sueltos, sin conexión y sin un objetivo claro, a no ser que ese objetivo sea mantener a la sociedad hablando de los cinco ejes de la agenda oficial mientras el tema de fondo -el pago de pensiones- pasa desapercibido en la Asamblea.

La mensualización de los décimos, la democratización de la representación laboral o la eliminación de los contratos a plazo fijo mantienen a trabajadores y empresarios inquietos, pero ninguno ha hablado de las pensiones.

Los ricos y pobres del país empezarán a debatir sobre las utilidades y los salarios ‘exorbitantes’ que recibe un grupo pequeño de trabajadores y ejecutivos del país, lo que contribuirá a mantener una sociedad polarizada.

Y un millón y medio de amas de casa estará a la expectativa de saber si recibirá una pensión en 20 años. Mientras todos están entretenidos en lo suyo, nadie debate el 40% de las pensiones.

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