‘Las exportaciones sí se están diversificando’

La ministra Coordinadora de la Política Económica volvió a minimizar los efectos del ‘impasse’ con EE.UU. La consigna ahora es apuntar a otros países.

El Gobierno ha minimizado el impacto de la no renovación de los beneficios arancelarios de la Atpdea. ¿Cuál es el impacto global, no solo desde la afectación arancelaria?

No sobremagnifiquemos el impacto de lo que sucede. La afectación es del orden de entre USD 20 y 30 millones (5% de las exportaciones totales), que no impacta de manera dramática a los exportadores. Los altos precios de las materias primas han beneficiado a muchos de ellos. La no renovación de la Atpdea les representará una reducción del 1% en sus utilidades. No es correcto dramatizar y asustar a los trabajadores de que se van a quedar sin empleo.

Ese 5% dejaría sin trabajo a 500 000 personas, según un estudio de la Cepal.Pero no se menciona que en ciertos productos, pese a que paguen arancel, el precio seguirá más barato que el de otros países. Estamos sobreexagerando acerca de los efectos de una medida que aún no se sabe si se dará. Por eso, no debemos depender, sino diversificar mercados, ser más competitivos y mirar a largo plazo.

Pero resulta contradictorio que hoy el impacto en el empleo no se lo vea importante, cuando hace poco las autoridades hacían ‘lobby’ ante los congresistas estadounidenses, precisamente, argumentando que si no se extendía la Atpdea, estarían en riesgo unos 300 000 empleos.

Esperamos que la Atpdea se renueve, pero creemos que es un tema que se ha venido magnificando en sus posibles efectos.

El ‘impasse’ diplomático con EE.UU. está atado a las expectativas de los empresarios. Las relaciones comerciales van a cambiar.

En términos de negocios, las cosas políticas no afectan. Los empresarios hacen negocios. Lo único que ven es la seriedad entre el exportado y el importador.

En un escenario ideal...Son empresarios que ya se conocen. No es que va a haber afectación. Como empresario estadounidense no voy a decir que por el ‘impasse’ diplomático me voy a allanar a mi Gobierno y no comprar a Ecuador. Una cosa es el tema diplomático y otras las relaciones comerciales. Se seguirán manteniendo y fortaleciendo.

¿Cómo se fortalece una relación comercial cuando hay una ruptura diplomática?

Cuando hubo el ‘impasse’ con Colombia, las oficinas comerciales se mantuvieron. Por ende, con EE.UU., de la misma forma, se impulsarán los temas comerciales.

¿Ud. cree que inversionistas estadounidenses quieran invertir en este clima de tensión diplomático?

Dependerá de si los inversionistas ven una oportunidad en determinado sector. Si la ven, por supuesto que invertirán.

Pero en los cuatro años que lleva este Gobierno, los niveles de inversión, han sido modestos. ¿Qué le hace pensar que eso cambiará?En el año de la crisis económica, en el 2009, mientras el mundo decreció, nosotros obtuvimos resultados positivos.

Atados a mayores ingresos del sector público, sostenido por altos precios del petróleo. Eso ha sostenido el modelo.

No solo de eso, sino gracias a una política soberana. Con los anteriores contratos petroleros no nos beneficiábamos de un incremento del precio. Ahora sí. La renegociación fue un proceso largo, pero se lo hizo. Y a la par, invertimos en el sector petrolero público que no se lo había hecho hace mucho. Adicionalmente, hemos impulsado y fomentado una mayor cultura tributaria. Y los ingresos son espectaculares. Todo eso no es que nos ha caído del cielo.

Con mayor presión fiscal...

No hay mayores tarifas. Antes, lamentablemente la recaudación se basaba siempre en los impuestos indirectos (IVA) y poco en los directos (Impuesto a la Renta). Al mejorar este último podemos distribuir mejor la riqueza.

Volviendo al tema comercial. Sin Tratados de Libre Comercio con EE.UU. ni europa, con vecinos que sí obtienen más beneficios con estos acuerdos, ¿hacia dónde va la política del Gobierno?

Tenemos unas ventajas mejores que nuestros competidores. En el caso de la no renovación de la Atpdea, incluso con el pago de aranceles nuestros productos son más competitivos. Nuestras flores tienen una característica diferenciada de los competidores. No necesariamente la única forma de ganar competitividad es por la reducción de aranceles, eso es una visión bastante restrictiva. Debemos pensar en la marca país, en mejorar la calidad, en dar valor agregado, en mejorar los tiempos de entrega, etc. Todo forma parte de la competitividad.

Y si eso es correcto, ¿por qué no se ha ganado competitividad en cuatro años?

En algunos casos sí hemos logrado mayor competitividad. Un ejemplo, el Ecuador vende la piña a USD 0,62 por kilogramo frente a los USD 0,80 de México. Un informe del BID muestra dos grupos de países, el uno liderado por México y el otro por Brasil. Los del segundo grupo lograron sortear más fácilmente la crisis. Los otros de demoraron más. Los del grupo de Brasil, que no han firmado Tratados de Libre Comercio lograron proteger su producción nacional sin necesidad de aislarse. No queremos aislarnos pero si aplicar políticas distintas.

Brasil puede darse ese lujo porque tiene un mercado interno inmenso, lo que le permite relajar sus ventas internacionales.

Pero no es solo eso. Tiene un mercado interno grande pero tienen que atender mayores necesidades también. Los tratados de libre comercio hacen que el comercio, en vez de diversificarse se concentren más y que eso provoque mayor vulnerabilidad.

En el caso de Ecuador no hay tratados comerciales firmados, tampoco hay inversión extranjera ni inversión privada en las magnitudes que se necesita. Entonces, ¿de qué tipo de política integrada se trata?

Veamos los resultados: en el último trimestre crecimos en un 7% y poco se habla de ello.

En volumen, las exportaciones más bien han caído. Los efectos más bien se dan por precios. No hay mayor exportación nueva...

El Estado viene trabajando desde la competitividad sistémica. Tenemos una dificultad, es cierto, porque en el 2000 la dolarización hizo que no tengamos una herramienta en el mercado cambiario. No es la idea obtener utilidades en el menor tiempo posible sino identificar nuevos mercados.

El Gobierno ha pasado cuatro años repitiendo la misma tesis: ‘veamos hacia los costados y hacia el sur’, pero la sensación es que no se hay resultados concretos.

Vamos viendo las cifras, pues con datos conoceremos la realidad. En el caso de EE.UU. las exportaciones no petroleras pasaron del 60% en 1990 al 21% actualmente. Las rosas, de lo que se vendían el 73% a EE.UU. ahora se vende el 38%, lo demás se va a Rusia, Ucrania y Canadá. En las piñas se pasó del 34% en el mercado estadounidense al 31%, yéndose a Chile y Rusia el resto. Y el brócoli pasó de 33% al 28%, destinándose a Japón y Reino Unido.

¿Eso fue un trabajo del Gobierno o de las empresas?

Se ha venido trabajando de forma conjunta. Hay nuevas oficinas comerciales que ahora tienen una visión clara de dónde vamos. El Estado impulsa y los empresarios ven las posibilidades.

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