César Augusto Sosa, Editor
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La negociación con China para financiar el proyecto hidroeléctrico Coca-Codo Sinclair se suspendió, pero es probable que se retome el diálogo.
No sería la primera vez que eso ocurra, pues el Gobierno es experto en dar por terminada una negociación y luego aparecer como que nada ha pasado. Lo hizo a mediados del 2008, cuando finiquitó la concesión que tenía Porta en el país. Y luego de una serie de reuniones en Carondelet, anunció que la concesión con Porta seguía 15 años más.
A finales del 2008, también amenazó con expulsar del país a la petrolera Repsol, pero finalmente pactó para que siga operando en el país. Con la brasileña Odebrecht, en cambio, no hubo vuelta atrás y la empresa fue expulsada del país al terminar el 2008; además interpuso una demanda de arbitraje para frenar el pago del crédito otorgado por el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (Bndes), de Brasil, para financiar la construcción de la Central San Francisco, a cargo de Odebrecht.
Desde esa fecha, la relación entre Ecuador y Brasil está congelada, así como los proyectos que tenían ambos, como la ruta Manta-Manaos.
La posición del Gobierno para negociar ha disminuido desde el año pasado, por el ‘default’ de la deuda y la falta de ahorro interno. En julio del año pasado ya aceptó un crédito de China por USD 1 000 millones, comprometiendo el petróleo nacional y pagando una tasa del 7,25%.
También aceptó un crédito del Fondo Latinoamericano de Reservas (Flar) por USD 480 millones, dejando una garantía de USD 250 millones inmovilizada. El Flar solicitó un compromiso para que ese crédito no se declare ilegítimo en el futuro. El mercado de capitales internacionales está cerrado y el margen de maniobra en los bancos multilaterales es muy limitado. El escenario para volver a negociar con China está listo.