El Banco Popular de España fue vendido al Santander, entidad presidida por Ana Patricia Botín. Foto: Archivo/ AFP
El Banco Popular español, al borde de la quiebra, será vendido al Santander por un euro, anunciaron este 7 de junio del 2017 las autoridades europeas, que con esta operación estrenan su mecanismo de rescates bancarios.
La operación se hará “sin la utilización de recursos públicos”, puntualizó el ministro español de Economía, Luis de Guindos.
Para el Santander implicará un aumento de capital de 7 000 millones de euros (unos USD 7 858 millones) y provisiones adicionales por 7 900 millones (unos USD 8 869 millones), anunció la entidad, cuya acción caía un 2,60%, a 5,65 euros (USD 6,34), hacia las 11:50 (09:50 GMT). La del Popular estaba suspendida.
En virtud de la operación, los accionistas pierden toda su inversión, según se desprende del documento emitido por el Fondo público español de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB).
Entre esos accionistas está la familia chilena Luksic (3%) y la mexicana Del Valle (4,13%, junto con otras familias).
Los depósitos de los ahorristas, en cambio, están a salvo.
La última semana había sido catastrófica para el Popular, líder español en el segmento de créditos a pequeñas y medianas empresas: su capitalización bursátil cayó a la mitad (a 1 330 millones de euros, que equivaldría a USD 1 493 millones) y su acción otro tanto, hasta los 0,32 euros (unos USD 0,36) al cierre del martes.
Ante este panorama, el Banco Central Europeo estimó el martes por la noche que la entidad estaba en situación de “quiebra o quiebra probable” , según indicó en un breve comunicado.
“El significativo deterioro de la liquidez del banco en los últimos días ha llevado a establecer que en un futuro próximo, la entidad habría sido incapaz de reembolsar sus deudas o cumplir con otros compromisos en la fecha de vencimiento”, explica el BCE.
Así pues, el instituto emisor dijo haber informado al Mecanismo Único de Resolución (MRU) , el cual ha adoptado un plan de venta del Popular al Banco Santander, el de mayor capitalización bursátil de España.
Será la primera vez que se emplee este mecanismo europeo, vigente desde 2016, para rescatar a un banco sin recurrir a fondos públicos, como sí se hizo durante la crisis económica y financiera de 2008.
El propósito de dicho mecanismo, según el Consejo Europeo, es “garantizar la resolución ordenada de los bancos en quiebra con un coste mínimo para los contribuyentes y la economía real”.
Un pasivo inmobiliario difícil de digerir
En los últimos meses, el Banco Popular acusó el peso de los activos inmobiliarios tóxicos acumulados desde el estallido de la burbuja en 2008.
Dichos activos le obligaron a provisionar 5 700 millones de euros en 2016, que explican la abultada pérdida de ese año (3 485 millones de euros) .
Su presidente, Emilio Saracho, mencionó en abril la opción de una nueva ampliación de capital, aunque en los últimos días fue cobrando fuerza la posibilidad de una absorción por parte de una entidad más grande.
En un comunicado, el Santander dijo haber sido “seleccionada como entidad adjudicataria”, tras una subasta realizada por el Fondo Único de Resolución y el FROB.
La entidad presidida por Ana Patricia Botín detalló también que en España, la entidad resultante será “líder en créditos y depósitos, con 17 millones de clientes”.
“Tendrá una cuota de mercado en crédito del 20% y una cuota del 25% en pymes, un segmento clave para el crecimiento de la economía española”, señaló.
El MRU indicó por su lado haber transferido este miércoles “todas las acciones e instrumentos de capital del Banco Popular al Banco Santander”, por un euro.
Eso significa que el Popular “operará en condiciones normales de mercado en tanto que miembro solvente y con liquidez del grupo Santander, con efecto inmediato”.
España sigue traumatizada por el recuerdo del rescate europeo en 2012 de su sector bancario, por un monto de más de 41 000 millones de euros.
Oficialmente, el rescate era solo para el sector bancario, devastado por el estallido de la burbuja inmobiliaria. Sin embargo, entre las condiciones de los europeos había muchas macroeconómicas.
En ese sentido, Guindos dijo que al no emplearse fondos públicos en la operación se descarta “un eventual contagio entre riesgo soberano y bancario”.
“La situación actual es muy diferente a la del año 2012, dada la buena salud del conjunto del sector financiero y de la economía española en general”, que creció un 3,2% en 2015 y 2016, añadió Guindos.