Estoy endeudado, ¿qué puedo hacer?
Las alertas del Gobierno sobre los indicios de sobreendeudamiento en el país, anunciado hace dos meses, ayudó a que el crecimiento de la cartera de créditos de consumo del sistema financiero se desacelere.
Sin embargo, si bien el crecimiento a julio de este año fue la mitad (20%) de lo registrado en el mismo mes del año pasado, el volumen continúa siendo elevado, lo que demuestra la gran dinámica de los ecuatorianos por financiar su actividad con créditos de consumo en el sistema.
En julio de este año, la cartera total de consumo cerró en USD 5 492 millones, mayor a los USD 4 500 millones del mismo mes del 2011. Respecto a junio, el nivel de cartera, en valores absolutos, se incrementó en USD 61 millones, según las estadísticas.
Para el asesor financiero, Christian Garnica, el principal problema es que en los últimos años la gente ha aceptado tarjetas a diestra y siniestra y acumulan deudas con varias tarjetas. Además, la flexibilización para obtener créditos de consumo o hipotecarios ha puesto en aprietos a muchas familias ecuatorianas.
“El principal error es no tener control. Cuando pago seis cuotas pequeñas por un terno, en apariencia no pasa nada. Pero si después compro zapatos con cuotas igual de pequeñas, y además una maleta, o lo que sea, ya eso va sumando. Ahí es donde las personas se enfrentan a problemas”.
Y cuando los gastos empiezan a superar a los ingresos, las personas entran en crisis financiera y, entonces, llegan las ya conocidas instancias judiciales, que pueden demorar años en culminar, pero que para los clientes pueden suponer el desembolso de cantidades aún mayores de deuda.
Por eso, la auditora Alexandra Vargas, señala que lo mejor es parar a tiempo el nivel de endeudamiento. Pero si ya se ha sobrepasado, lo mejor es parar a tiempo el período de mora. “Mientras más me demore en solucionar un crédito vencido, más tendré que pagar por intereses y costos judiciales o administrativos. Muchas veces, en pocos años, la deuda puede duplicarse. Por eso, mi recomendación es que si una persona ya está en problemas, acuda a refinanciar la deuda cuanto antes”.
Eso mismo explica una asesora de cuentas de uno de los principales bancos del país. “Tratamos de entender la situación de un cliente. Sabemos que en ocasiones pueden darse situaciones no contempladas como un despido o un accidente. Entonces tratamos de llegar a un acuerdo de pago. Lo único que buscamos es que si ya hay un compromiso, lo cumplan en esta ocasión”.
El momento antes de caer en mora
El primer paso es determinar si las deudas que contrajo son pagables. Si gana USD 500 y las cuotas de las obligaciones superan ese valor o está en el límite, debe tomar cartas en el asunto.
Si ya está en una situación impagable refinancie la deuda. Es recomendable hacerlo antes de que su calificación en la Central de Riesgos se degrade.
Hay instituciones que le permiten refinanciar sus deudas antes de que llegue el vencimiento. Hay otras entidades que primero esperan que se venza la deuda para luego refinanciarla. Consulte a su banco.
En la medida de lo posible, trate de refinanciar su deuda antes de que el banco envíe los datos con vencimientos a la Central de Riesgos, porque ahí se le cerrará acceso a otros créditos.
Otra opción es generar un nuevo crédito que cubra las obligaciones y extender el plazo. Trate de negociarlo o acuda a otra entidad y explique su caso.
Sea sincero de su situación con el banco. Decir la verdad a sus asesores de cuentas no le quitará credibilidad. Al contrario, le abrirá una ventana para reestructurar sus deudas.
Deje por escrito su pedido de refinanciamiento de la deuda ya que su capacidad económica en ese momento no le es suficiente.
Cuando la obligación no puede cubrirse
Si definitivamente su deuda se ha transformado en impagable, acuda a la institución financiera con su explicación por escrito y pida la certificación de recibido. Así, la Central de Riesgos no podrá disminuirle su calificación porque ya hubo un pedido.
Que su calificación en la Central de Riesgos haya caído a calificaciones de impagables (D o E) no significa que va a dejar de honrar sus obligaciones. Refinancie.
A la institución financiera le conviene cobrar la deuda y le va a dar facilidades. Tienen departamentos especializados que se encargan de analizar la propuesta que usted presente.
Sin embargo, tenga en cuenta que la mayor parte de entidades le pide realizar un abono, que oscila entre un 20 ó 30% de la deuda total, para proceder al refinanciamiento a un mayor plazo. También se generará un interés por el aplazamiento del pago.
Si usted logra llegar a un acuerdo de pago con la institución financiera y se compromete a efectuar nuevos pagos, cúmplalos. En el país, un 70% de las personas que refinancia sus deudas vuelve a incurrir en el no pago de la obligación.
Si no cuenta con el abono requerido para refinanciar la deuda, la mejor manera de lograr un acuerdo con el banco es negociar una fórmula ganar-ganar para ambas partes.
Si pese a ello no logra acceder a un refinanciamiento, lo mejor es buscar préstamos en el trabajo o a familiares para cubrir el abono.
Y si finalmente la situación es crítica...
Por ley, no existe la prisión por deudas. Pero hay una serie de procedimientos que presionan para el pago: llamadas, procesos judiciales, embargos, etc.
Pero puede evitar estos extremos si, estando con su cartera castigada (como llaman los bancos a las deudas que ya son incobrables), y viviendo una situación crítica, puede proponer un pago.
A los bancos les conviene recuperar esa obligación llamada castigada. Y, como en sus libros contables está registrado como “pérdida”, que usted se acerque a negociar es como resucitar un muerto. Habrá la apertura del banco.
Si por ejemplo, tenía una deuda de USD 1 000 y no la ha pagado por tres años. Y con intereses y costos administrativos la deuda ha subido a USD 3 000. Le puede proponer pagar este instante USD 500 y solicitar una condonación de intereses.
Si está en proceso judicial, usted bien puede decir “pactemos. Yo le pago USD 400 y le puedo abonar USD 50 mensuales por 10 años. No tengo más”. El banco se pone en una posición de “lo tomo o lo dejo”. Una vez más, por tanto, la clave es la negociación.
Dejar en prenda un bien al banco no es aconsejable. El valor al que puede establecerse el avalúo puede ser de hasta un 50% menos que su valor real en el mercado.