El empleo en el sector informal llega al 51,6% en el Ecuador

No todas las personas que tienen un trabajo formal en el país están afiliadas al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO

La mayor parte de trabajadores del país cuenta con empleos inestables, con bajos salarios, sin protección social ni derechos, según el INEC. Solo el 43% tiene un empleo formal y apenas el 25% está afiliado a la seguridad social.

Cinco de cada 10 trabajadores del país permanecían en la informalidad en el primer semestre del 2022, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). La información oficial señala que de los 8 190 998 personas que tenían algún tipo de trabajo, el 51,6% contaba con empleos informales. Estos trabajos, por lo general, son inestables, con bajos salarios, sin protección social ni derechos, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

En este grupo se encuentran Alexandra Pazmiño, de 21 años, y Paulina Calderón, de 45. Las mujeres han permanecido en la informalidad desde hace algún tiempo. Alexandra está feliz porque tiene un empleo, aunque este sea informal. La estudiante universitaria, después de meses de buscar un trabajo, encontró un cargo como ayudante en una panadería.

Su función es atender a los clientes en la venta de los productos. Combina el trabajo con sus tareas educativas, que aún son virtuales. Su horario laboral empieza a las 14:00 y termina a las 20:00; le pagan USD 10 por jornada. La dueña del comercio le avisa si debe asistir o no al siguiente día. Alexandra dice que ha llegado a ganar hasta unos USD 200 al mes.

“Aunque no me paguen mucho, lo que gano sí me sirve para mis gastos. Además, me permite seguir estudiando, ya que la panadería queda cerca de mi casa”, señaló.

Desde que se graduó de bachiller, en 2019, la joven ha trabajado en varios lugares, pero nunca ha estado afiliada al IESS; es decir, hasta ahora solo ha laborado en el sector informal.

Por su parte, Paulina también trabaja en la informalidad desde hace muchos años. Actualmente, vende productos por catálogo y realiza cualquier “trabajito” que se presente en la semana. Tampoco está afiliada al Seguro Social.

Sus ingresos mensuales bordean los USD 100. Su esposo, que sí tiene un trabajo formal, cubre la mayor cantidad de gastos del hogar. La mayor preocupación de Paulina ahora no es tener un trabajo formal sino que sus hijas, de 22 y 18 años, no puedan encontrar un empleo adecuado en el futuro, cuando terminen de estudiar.

La cifra de 51,6% de trabajo informal representa un incremento de 1,7 puntos porcentuales frente a junio de 2021, cuando el 49,9% de personas empleadas estaba en la informalidad. Mientras que, el trabajo formal llegó a 43% en el primer semestre de este año frente al 42,3% del mismo periodo de 2021. El incremento fue solo de 0,7 puntos porcentuales.

El empleo no clasificado y el doméstico no tuvieron mucha variación; en junio pasado llegaron a 3,2% y 2,2%, respectivamente.

Afiliaciones al IESS

No todas las personas que tienen un trabajo formal en el país están afiliadas al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS). El INEC cruzó los datos de empleo con las cifras de afiliaciones al Seguro Social. Allí se demuestra que solo el 25% de la tasa total de empleados es parte del seguro general obligatorio.

Un total de 2 075 667 trabajadores cuentan con seguridad social, que les protege contra contingencias de enfermedad, maternidad, riesgos del trabajo, discapacidad, cesantía, seguro de desempleo, invalidez, vejez y muerte.

Según la OIT, la reactivación económica de los países de la región tras la primera ola de pandemia no ha sido insuficiente para la recuperación del empleo adecuado. “No se está generando ni la cantidad ni la calidad de los empleos que requiere esta región para hacer frente a las secuelas de una crisis sin precedentes”, dijo Vinícius Pinheiro, director de OIT para América Latina y el Caribe.

El panorama es más preocupante para el género femenino. Según un estudio de la Corporación de Estudios para el Desarrollo (Cordes), presentado el jueves pasado en Quito, la pandemia provocó el cierre de casi 40 000 comercios, así como la pérdida de más de USD 3 000 millones en ventas solo en micro y pequeños negocios en Ecuador, en el que unas 40 000 mujeres perdieron su trabajo.

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