En el sector de Santa Lucía, en la provincia del Guayas, se continúa con la siembra de arroz para verano. Foto: Enrique Pesantes / El Comercio
Aunque los efectos del covid-19 impactaron en todas las industrias y comercios del país, el agro tuvo el gran desafío de garantizar las necesidades internas como los compromisos de exportación.
La actividad del campo registró un incremento en los niveles de demanda y en los precios de productos, especialmente los de la canasta básica.
Según el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), las variaciones en precios fueron desde el 5% ,y en el caso particular de la cebolla colorada alcanzó picos de hasta el 300%, entre marzo y abril. Estos alimentos tuvieron incrementos, con un efecto directo en las cadenas de comercialización y en el consumidor.
El alza en los precios durante estos meses ocurrió, principalmente, por la reducida disponibilidad de transporte para movilizar los productos, y por una disminución en la asistencia de los agricultores a los campos de cultivo.
Los alimentos con mayor consumo fueron: cebolla de bulbo (paiteña y perla), arroz, papa, tomate riñón, limón. Se destacan también otras hortalizas, frutas andinas (mora, tomate de árbol), frutas de la Costa (piña, papaya, banano, plátano). Entre los productos pecuarios hubo un alto consumo de huevo.
Durante mayo, la comercialización se restableció gradualmente, de acuerdo con las necesidades de productores y de transportistas de reactivarse.
Además, se articuló la creación de corredores logísticos, habilitados desde abril, para trasladar las mercaderías hacia los distintos centros de expendio mayorista del país, a fin de mantenerlos abastecidos.
La situación se vio reflejada en el índice de inflación, que para mayo se redujo a comparación del mes anterior, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos. El rubro de alimentos y bebidas no alcohólicas se contrajo el 0,24%.
El comercio de arroz se dinamizó
La demanda creció 30% en marzo y en abril, según la Corporación Nacional de Arroceros. Washington Núñez, su presidente, afirma que el confinamiento motivó la compra de arroz. Por ejemplo, antes de la pandemia, el consumo anual por persona era de 43 kg, ahora proyectan crecer a 50.
Javier Ronquillo, productor del Guayas, cuenta que el clima favoreció la producción. En la cosecha invernal, que arrancó en abril, se logró rendimientos de hasta cinco toneladas por hectárea.
Ronquillo expone que los horarios del toque de queda complicaron las jornadas laborales. Hubo ausentismo y los intermediarios se retrasaron en el acopio del arroz. Sin embargo, en mayo e inicios de junio, con el repunte de la demanda la saca de 200 libras llegó a cotizarse hasta en USD 42.
Juan Pablo Zúñiga, vocero de la Corporación de Industriales Arroceros, dijo que las industrias tienen suficiente capacidad para almacenar y abastecer la demanda nacional. Con la cosecha de invierno que termina en julio habrá suficiente grano hasta agosto, cuando empiece la cosecha veranera.
El precio de la papa se normaliza en junio
El precio de la papa subió desde el 1 de junio. El quintal de la variedad superchola llegó a cotizarse, hasta el viernes, en USD 15, luego de tres meses de precios bajos.
En marzo el quintal llegó a costar USD 6, que según los productores no cubría los costos de producción.
La papa única se vendió hasta en USD 3 cuando su precio, antes de la emergencia, bordeaba los USD 9.
Un factor que agudizó la caída fue el cierre de mercados y restaurantes, explica Guillermo Bolaños, productor de la Asociación San Juan, en Carchi.
Él asegura que por temor al contagio, intermediarios y transportistas se ausentaron. Esto, además, incidió en que gran parte de la producción quedara en las parcelas.
Andrés Chulde, especialista en producción, detalla que hay preocupación entre los campesinos porque no hay dinero para volver a sembrar.
Bolaños cree que para la próxima cosecha, prevista en seis meses, el quintal de papa tendrá un costo superior al actual, porque habrá menos producción. La asociación a la que pertenece ya redujo la siembra de 15 a 8 hectáreas.
Productores de cebolla, los ganadores
El cierre de la frontera, que impidió el ingreso de cebolla de Perú, y el incremento del consumo al 100% por el confinamiento hizo que el precio del producto subiera.
Según el MAG, la mula (2 quintales) de 180 libras llegó a cotizarse hasta en USD 150 en Tungurahua en marzo y abril.
Darío Palate, director provincial del MAG en Tungurahua, explicó que los agricultores no sembraron cebolla en noviembre y en diciembre porque estuvieron desmotivados. En el 2019 el quintal cayó a USD 3.
Palate detalló que los productores que se arriesgaron o que tienen sus mercados seguros en supermercados, restaurantes y tiendas fueron los beneficiados, debido a que la demanda subió y el valor se disparó.
Vinicio Mayorga, productos de Los Llimpes, contó que llegó a vender la mula hasta en USD 120, eso le ayudó a recuperar las pérdidas del año pasado.
Mayorga cuenta que, aunque fue difícil la cosecha por la falta de mano de obra, logró vender toda su producción. El agricultor cosechó 1 000 quintales en marzo y abril, de las casi 2 hectáreas que sembró en noviembre.
Más plátano se consumió en marzo y abril
La comercialización de plátano verde aumentó durante el confinamiento. En redes sociales, algunos negocios apostaron a la venta de racimos de la fruta dado el incremento de la demanda.
Denisse Garcés tiene un negocio de venta al por mayor de arroz y queso manaba en Guayaquil. La mujer de 34 años, contactó en abril a un productor de plátano de El Carmen y empezó a ofertar manos (10 unidades) por redes sociales.
“La acogida fue tan buena que en la primera semana se vendieron 40 racimos solo en Guayaquil y Durán”, contó Garcés.
Según Javier Navarrete, productor de la comuna Los Naranjos en la provincia de Santo Domingo, el incremento de la demanda coincidió con el pico de producción que se da en los primeros cuatro meses del año. El platanero llegó a obtener de 80 a 100 cajas semanales de sus 10 hectáreas.
Navarrete contó que la demanda creció un 65% en mercados y cadenas de supermercados. “Algunos productores optaron por comprar más racimos para cumplir con las órdenes de compra”.
El sector avícola empieza a recuperarse
Según la Corporación Nacional de Avicultores (Conave), en cinco semanas -contadas desde la quincena de marzo- la pandemia ocasionó que los animales que se vendían en pie tengan dificultades de llegar al mercado o a su destino comercial.
La afectación contrajo la demanda en un 45%. Sin embargo, con el cambio de semáforo en ciertas provincias, desde mayo se ha registrado una recuperación del 5%.
Diana Espín, titular de la Conave, explicó que el impacto más fuerte lo recibieron los locales de la línea Horeca (hoteles, restaurantes y cafeterías), que representan más del 50% para el sector.
El segmento que sí registró mayor consumo fue el de huevos. La venta de la cubeta llegó a USD 3,50. El cierre de fronteras benefició la compra local, ya que evitó el ingreso de producto colombiano.
La pesca tampoco se paralizó. Al principio hubo inconvenientes de movilización, pero ya fueron superados. Cecilia Mite, vocera de la Cooperativa Hijos del Mar en Playas, contó que las faenas diarias continúan y el abastecimiento se mantiene.