Todas las miradas del mundo económico estuvieron puestas ayer en Washington. En la capital estadounidense el presidente, Barack Obama, convocó a una reunión en la Casa Blanca a los líderes de del Partido Demócrata y del Partido Republicano.
El objetivo fue cerrar un acuerdo de última hora que evite las subidas generalizadas de impuestos y masivos recortes al gasto público para reducir el déficit que entrarán en vigor en enero si no se sella un pacto. No obstante, tras cerca de dos horas de reunión no se llegó a un acuerdo definitivo; solo hubo ligeros avances, según reportaron las agencias de noticias.
Al final de la reunión Obama, se mostró “moderadamente optimista” de que se pueda alcanzar un acuerdo de última hora que evite el “abismo fiscal”. El Presidente pidió a los líderes demócratas y republicanos del Senado que presenten un plan común para votarlo antes de que acabe el año.
En una comparecencia ante los medios de comunicación, poco después de reunirse a puerta cerrada con los cuatro líderes de las dos cámaras del Congreso, Obama dijo que el senador Harry Reid (demócrata) y Mitch McConnell (republicano) trabajarán hoy sábado en un plan bipartidista que pueda obtener el respaldo tanto de la Cámara de Representantes como del Senado.
Si no fuera posible ese acuerdo bipartidista, Obama señaló que ha pedido a Reid, que someta a votación de la Cámara Alta el plan que la Casa Blanca considera el mínimo indispensable para evitar el “abismo fiscal”.
El Mandatario quiere que se mantengan los recortes de impuestos pero solo para los que perciben ingresos por hasta USD 250 000 anuales, mientras que los republicanos quieren que estos se prorroguen para todos los contribuyentes, incluyendo los más ricos.
Los analistas temen que la economía de EE.UU. entre en recesión si no se cierra un acuerdo antes del 31 de diciembre, al coincidir en el tiempo recortes automáticos del gasto público, especialmente duros en Defensa, y aumentos generalizados de impuestos, así como el recorte de las prestaciones al desempleo.
Salvo un acuerdo de último momento, el martes próximo expirarán las exenciones fiscales para la mayoría de los contribuyentes, adoptadas durante la presidencia de George W. Bush, y además entrarán en vigor drásticos recortes en el gasto público.
Si no se llega a un acuerdo, los impuestos de casi todos los contribuyentes estadounidenses aumentarán unos USD 2 200, según señaló la Casa Blanca.
El Ejecutivo demócrata y el Congreso, cuya Cámara Baja, clave en cuestiones de presupuesto y fiscales, es manejada por los republicanos, no logran entenderse sobre los mecanismos para reducir el déficit público.
Obama fue reelecto en noviembre tras prometer aumentar los impuestos a quienes ganan más de USD 250 000 (2% de los núcleos fiscales).
Para el editorialista del diario especializado Político, Jonathan Allen, las dos partes tienen interés en no llegar a un acuerdo: el primero de enero, Obama habrá obtenido un aumento de impuestos a los más ricos por la vía de los hechos.
Y “para muchos republicanos, el ‘abismo fiscal’ quiere hacer pasar la responsabilidad de una fuerte alza de impuestos sobre el Presidente (…) y luego votar para reducir los impuestos de la mayoría de los estadounidenses el mes próximo”, explicó. “Por ahora, el juego político es el de las apariencias”, agregó.
El secretario del Tesoro, Timothy Geithner, advirtió que el techo legal de la deuda sería alcanzado el lunes, y que “medidas excepcionales” serán adoptadas.