La actividad económica se aceleró netamente en EE.UU., aunque el crecimiento se mantuvo débil, según las cifras oficiales del Producto Interno Bruto (PIB) publicadas hoy.
La tasa de crecimiento del PIB para el segundo trimestre fue revisada al alza, a 1,3%, un poco más que lo estimado por los analistas.
En el segundo trimestre, el PIB estadounidense progresó un 1,3% en ritmo anual con respecto a los tres meses precedentes, informó el Departamento de Comercio, revisando con un alza de 0,3 puntos su estimación de fines de agosto.
En el primer trimestre, el crecimiento se había visto afectado, alcanzando apenas 0,4%.
La revisión de las cifras de la primavera boreal es un poco más fuerte que lo que esperaban los analistas, cuyo promedio de previsiones daba al PIB en alza de 1,2% en el período abril-junio.
La nueva estimación de crecimiento refleja “una revisión al alza de los gastos de consumo de los hogares, una revisión a la baja de las importaciones y una revisión al alza de las exportaciones”, escribe el Departamento de Comercio.
El equilibrio entre las principales variables del PIB no parece haber cambiado. El motor real de la economía en el segundo trimestre fue la inversión privada -excluyendo vivienda- que aportó cerca de un punto porcentual al crecimiento, lejos delante del consumo de las familias y el comercio exterior.
Por el contrario, la desaceleración de la producción almacenada (existencias) y la reducción de los gastos públicos (Estado federal y colectividades locales) hicieron perder cerca de 0,5 puntos al PIB.
En relación al trimestre anterior, la aceleración del crecimiento resultó esencialmene de una combinación de “desaceleración de las importaciones” , reducción de los gastos del Estado federal, y “aceleración de las inversiones privadas excluyendo vivienda” , precisa Comercio.
Pese a la mejoría, el crecimiento económico se mantuvo por debajo del potencial de la economía estadounidense, que la Reserva Federal (FED) estima entre 2,5 y 2,8%, nivel a partir del cual se puede esperar un descenso de la tasa de desempleo, estacionada en 9,1%.
Según los datos del gobierno, el crecimiento mejoró netamente en el segundo trimestre pese al alza de los precios del petróleo, perturbaciones en la cadena de aprovisionamiento resultante del sismo de marzo en Japón e incertidumbre sobre las consecuencias de la crisis de la deuda en varios países de la Unión Europea.
La FED estima que una parte de estos factores se disipó en el tercer trimestre, pero considera que la economía estadounidense sigue siendo vulnerable, dado que Europa y Estados Unidos no logran convencer de su determinación para resolver los problemas derivados de un enorme endeudamiento.