Jaime Albuja, representante de la Agencia Coreana de tecnologías de Información y Comunicación (KAIT), dice que el país no debe mantenerse cerrado al comercio exterior.
¿La política de comercio exterior que aplica Ecuador está sentando las bases para su desarrollo?
Creo que es insuficiente, por el proteccionismo, que no genera ningún valor. Un país grande puede poner proteccionismo y aranceles porque puede mover los precios mundiales. Un país pequeño nunca podrá hacerlo y perderá el tiempo para competir a escala internacional. Si nos mantenemos cerrados tenemos un gran problema: no hay incentivos para que las empresas mejoren sus productos; solo tendrá incentivos para aumentar los precios, lo cual podrá mantenerse con los altos precios del petróleo, pero es un sueño. Hay que poner el dinero en capital humano e infraestructura, que no es solo puertos, aeropuertos y carreteras, sino esencialmente tecnologías de la comunicación e información: fibra óptica, 4G, telecomunicaciones, etc.
El Gobierno defiende la sustitución de importaciones y pone como ejemplo lo que hizo Corea del Sur hace varias décadas.
Los países deben aplicar las políticas en el momento adecuado. El momento de Corea fue muy diferente al momento de Ecuador actualmente. Si comparamos ambas economías, Ecuador es la Corea de 1987. Cuando hubo realmente el despegue en Corea fue con las exportaciones. La política coreana se resumía en la frase: Exportaciones N°1.
¿Y el proteccionismo?
El proteccionismo coreano y la decisión de invertir en sectores como la gran acería o en equipos químicos, por ejemplo, tenía una coyuntura: el crecimiento del precio del petróleo en el Medio Oriente. Si no hubiese existido eso, posiblemente Corea no hubiese tenido el desempeño que tuvo. Lo que dicen los economistas coreanos es que ese despegue hubiese sido mejor con una economía más libre.
¿Por qué?
La economía coreana realmente empezó a despegar cuando las empresas privadas, en libertad económica, comenzaron a invertir en investigación y desarrollo, buscando tecnología en el mundo y compitiendo a escala internacional. El 90% de la economía coreana son las exportaciones. En el caso ecuatoriano estamos yendo más lento.
¿Qué efectos tendrá la actual política de proteger a las empresas, con el objetivo de que en el futuro se fortalezcan y se abran al mundo?
Eso es dilatar las decisiones. Es como dejar a un adolescente que viva en la casa hasta que sea grande. Lo que se debe hacer es proyectarlo al mundo desde el principio.
¿El tener un sistema dolarizado vuelve al Ecuador más vulnerable ante una apertura?
No, más bien es una ventaja interesante. Muchos dicen que al no poder devaluar la moneda se pierde competitividad, pero hay tres clases de competitividad. Una es la monetaria, pero el dólar se ha devaluado frente al euro, lo cual es una ventaja. Otra es la competitividad real, que permite ofrecer productos de buena calidad a precios más baratos. Y, la tercera, es la competitividad para arancelaria, que se logra a través de los tratados de libre comercio. Las tres deben conjugarse.
¿Lo están haciendo?
En el caso ecuatoriano tenemos una ventaja espectacular. Mal o bien tenemos una moneda dura que nos permite importar conocimiento y tecnología. El país tiene la Comunidad Andina la ALADI. Si somos más agresivos podemos pensar en la APEC para el 2020, ya que no pudimos hacerlo cuando hubo la oportunidad en años anteriores. La APEC es el mayor bloque del mundo. Para eso hay que cumplir ciertos requisitos, como es liberalizar la economía y tener la oferta exportable para esos mercados. Tenemos ocho años para prepararnos.
Ecuador no quiere firmar TLC y busca Acuerdos para el Desarrollo con otros países del Medio Oriente y del sur. ¿Qué futuro tiene esa estrategia?
Todo suma. Si se consiguen TLC, acuerdos de promoción comercial, de desarrollo, etc., que esencialmente son lo mismo, lo importante es sumar. En el caso ecuatoriano creo que estamos sumando algunas regiones importantes de desarrollo comercial, pero también tenemos que centrarnos en lo que ya tenemos. Por ejemplo, no estamos vendiendo todo lo que podríamos a Bogotá, un mercado con 8 millones de consumidores que está a una hora de vuelo. O también a Lima, con 10 millones, o a EE.UU., 300 millones, de los cuales 35 millones son latinos. Igual con Canadá, México o Brasil. Todo suma.
Pero no se han firmado acuerdos comerciales concretos, excepto uno con Guatemala, pues aún hay temor dentro del Gobierno por la apertura. ¿En qué medida los tratados comerciales han significado un beneficio para los países?
Las evidencias están en las estadísticas. Los países con mayor exposición internacional son los que más crecen. Ejemplo: Chile, Singapur o Corea. Este último, que recién firmó un TLC con EE.UU., cree que perdió una década por la demora en concretar ese acuerdo. Los TLC son como una navaja suiza, que tiene un montón de opciones, pero debemos saber utilizar las que nos convenga. Además, los TLC no son solo comercio, también son inversiones en investigación y desarrollo. Esas tres cosas deben actuar entre sí para sacar los mayores beneficios.
¿Qué diferencias hay entre Ecuador y Corea en el momento de empezar un proceso de desarrollo?
Ecuador tiene más ventajas que Corea cuando inició su proceso de despegue. La diferencia entre el Asia y Ecuador es la decisión para ser más, lo cual no es solo una decisión pública, sino también privada y ciudadana. En este siglo hay suficientes estadísticas, tecnologías y recursos para salir de la pobreza y tener una mejor calidad de vida. La diferencia adicional puede seer que en Corea la gente no trabaja para esta generación, sino para la siguiente. A veces somos muy inmediatistas y solo pensamos en nuestros 75 años de vida. Este siglo se acaba apenas en 88 años, el tiempo pasa muy rápido. La pregunta es qué ha hecho Ecuador en los últimos 200 años y qué puede hacer en los próximos 88 años que faltan para que termine este siglo, cuando en el 2100 el mundo estará consolidado en megabloques.
¿Qué factores se conjugaron en Corea para que Gobierno, empresas y sociedad se pongan de acuerdo sor el modelo de desarrollo?
Hubo tres clases de liderazgo. Uno, del gobernante de esa época para marcar el rumbo. Dos, de los empresarios, que tomaron la decisión de no vender solo en el mercado local sino en el mundo. Y el tercero, de la ciudadanía, para ser más, en competencia. Los padres de familia en Corea, por ejemplo, ponen toda la inversión al hijo con mayor potencial de crecimiento. El resto de la familia trabaja para ese ganador, el cual arrastra a la familia en competitividad.
En Ecuador se definieron 14 sectores con alto potencial. ¿Son los que está demandando el mundo?
Ahora hay suficientes estadísticas para saber lo que demanda el mundo y sus perspectivas futuras. De los 14 sectores que definió Ecuador todos tienen grandes posibilidades como la agricultura, el forestal o el turismo. Pero el tema no es solo cambiar el patrón de exportaciones, sino aumentar la productividad de los que existentes. Y en aquellos sectores en los que tenemos posibilidades de crecimiento, como el software, se puede potenciar su crecimiento con tecnología y conocimiento. Y en los nuevos sectores como las TICs hay una ventaja absoluta, porque el conocimiento mundial es menor.
Para eso se necesita inversión. ¿Cómo atraerla?
Cada país tiene sus singularidades. Hay dos componentes que más inciden: información y velocidad para tomar las decisiones. A veces creo que estamos esperando que nos den haciendo las cosas, tanto en el sector público como en privado. Primero hay que tener claridad en lo que queremos hacer. Y después hay que aterrizar las ideas en proyectos reales. Si hay esas cosas, las empresas se acomodan al resto de condiciones.
HOJA DE VIDA
Jaime Albuja
Su experiencia. Especialista para el mercado latinoamericano de la Agencia Coreana de tecnologías de Información y Comunicación (KAIT).
Su punto de vista. Los Tratados de Libre
Comercio, acuerdos de promoción comercial, de desarrollo, etc., esencialmente son lo mismo. Lo importante es sumar.